La magia de la guitarra llena las naves del monasterio de Obarra

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El monasterio de Santa María de Obarra acogió a más de 280 personas para escuchar un sublime concierto de dos grandes, de dos auténticos monstruos de la guitarra.

Sara Badel, directora técnica del Festival presentó e introdujo a los intérpretes recordando que ese fin de semana el Festival estaba pasando por un momento triste por la muerte del alcalde de Isábena, el municipio vecino de Beranuy. Recordó a Alfonso Nasarre a quien, a modo de sentido homenaje, estuvo dedicado este concierto «como agradecimiento y respeto a su trabajo y labor dentro del Festival de la Ribagorza». Badel explicó que «Alfonso, como el resto de compañeros que le precedieron, siempre creyó y lucho por este proyecto cultural. Y aún en los momentos más delicados del Festival  él siempre se mostraba positivo, con ganas de seguir adelante y siempre haciendo uso de ese buen humor que tanto le ha caracterizado» para reconocer que «le echaremos de menos, le echaré de menos,…».

La directora técnica apuntó que, frente a este dolor, el concierto presentaba también una cara mucho más amable «con una novedad y sorpresa» con respecto al programa previamente establecido para pasar a presentar al guitarrista Joan Herrero, cuya actuación no estaba prevista pero que quiso acompañar a su amigo Pedro Navarro.

«Todo un lujo para el Festival de la Ribagorza, ya que pudimos disfrutar de un dúo de guitarras de la mano de dos grandes y reconocidos compositores capaces de fusionar el flamenco, el jazz, latino y la música clásica. Fue un momento mágico, emocionante, emotivo, especial; cargado de mucho arte y talento», comenta Sara Badel.

Pedro Navarro ofreció ocho de sus composiciones: Nómada, Dar Es Salaam, Azabache, Roma andaluza, a tí Morente, Flamencos en Nueva York, Sambanera y la Pajarita. Dejando patente que con su propia música ha roto los parámetros convencionales de la literatura para guitarra hasta el momento, situándose como un compositor muy original capaz de fusionar varios géneros musicales. Los dos guitarristas, perfectamente ensamblados y compenetrados, también interpretaron Asturias de Isaac Albéniz, Volver de Carlos Gardel, Spain de Chick Corea o Plazuela de Paco de Lucía.

Con su magnífica interpretación hicieron levantar a un público que vibró con un recital auténticamente mágico entre las milenarias pareces del antiguo cenobio ribagorzano.

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