La Mouche Swing hace brillar al pueblo de Banastón en la inauguración del Festival Castillo de Aínsa

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Eran las diez y media de la noche cuando empezaban a sonar, en la Plaza del Pueblo de Banastón, las primeras notas musicales del grupo local La Mouche Swing. Emergían del clarinete de Natalia Martín, la guitarra de Abel Berdejo, el contrabajo de Pedro Xistau y el violín de Víctor Palacín, aún con las huellas de una tormenta reciente presentes en la memoria y las nubes amenazando con una nueva entrada en escena.

Finalmente el tiempo respetó. El resultado: una noche de verano reconfortante, un concierto en familia y unos asistentes entregados al son de las canciones y el desparpajo de la vocalista Laure Soubrié, invadiendo las tablas con la imponente fachada de la Iglesia de San Martín de telón de fondo. Las invitaciones se habían agotado veinticuatro horas antes del espectáculo, síntoma de que el encuentro marcaría el comienzo de la 31ª edición del Festival Castillo de Aínsa por todo lo alto.

La presentación corrió a cargo de Paco Paricio, de los Titiriteros de Binéfar, (un año más repiten en la dirección artística del festival), enviando un mensaje de cariño a los vecinos y las vecinas de Banastón, que en las últimas fechas han despedido a varios de sus queridos habitantes. En José Antonio Murillo, director de la Ferieta y prolífico e incansable miembro de la comunidad, se centraban las primeras palabras de Laure, de origen francés, la primera persona que conoció, según contaba, cuando llegó a Sobrarbe. La artista sorprendió además con un colorido vestido de su abuela, cuyo fallecimiento se había producido el mismo día que el de Murillo.

Los recuerdos no ensombrecieron, sin embargo, un concierto cargado de energía y buenas vibraciones que se transformó en todo un homenaje a quienes ya no están. La mayor parte del repertorio lo integraron versiones de canciones francesas, pero la banda también encandiló al público con algunos temas de cosecha propia, como «Métamorphose», compuesta en la lengua del país vecino por el contrabajista Pedro Xistau. «Apenas tuve que corregir nada, estoy súper orgullosa», comentaba en tono de broma Laure, que explicaba al mismo tiempo que la canción trata sobre la necesidad de acabar con nuestros límites para conseguir ser personas más libres.

«Une Chanson», tema original creado por la volcalista del grupo, tenía como curiosidad su musa, la emblemática montaña boltañesa, Nabaín. «Cuando camino me viene la inspiración», justificaba la artista, y desde luego el balance demuestra que nada como un buen paseo en medio de la naturaleza para materializar ideas que flotan en el subconsciente. Por supuesto y como es habitual en los conciertos de La Mouche, composiciones de sobra conocidas completaron el mágico estreno del festival. «La vie en rose» o «Papara Americano» fueron algunos ejemplos.

Entre la sugerencia, la sensualidad, la picardía y la diversión que irradiaban la voz y los gestos de Soubrié, se llegó a la medianoche destacando incluso la excelente iluminación y la exquisita acústica. El concierto tuvo varios puntos de diferencia con respecto a los celebrados en la edición anterior: un servicio de bar, el comienzo de la no obligatoriedad del uso de mascarilla en espacios abiertos siempre que se cumpla la distancia de seguridad, y la reserva doble que se mantendrá a lo largo de toda la programación de julio.

Biella Nuei sortea la lluvia

La segunda sesión del Festival Castillo de Aínsa le ganó el pulso a las tormentas de verano. Los chaparrones previos y la corta pero intensa lluvia al comienzo del espectáculo retrasaron e interrumpieron el prometedor encuentro, que finalmente pudo celebrarse bajo un pequeño porche ubicado en el interior del patio del Museo de Oficios y Artes Tradicionales de Aínsa.

El público tampoco se amilanó. Provistos de chubasqueros y paraguas aguardaron pacientemente la puesta en escena de Biella Nuei, que llegaban al festival dispuestos a mostrar un novedoso repertorio integrado en el proyecto de investigación «Ordesa». La banda lleva años indagando en la riqueza musical tradicional de los valles del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y ahora, gracias al apoyo de la Dirección General de Política Lingüística del gobierno autonómico, han dado a conocer algunas de las producciones audiovisuales que lo forman. El objetivo final es completar la ambiciosa tarea con la publicación de otros trabajos en formato disco y libro. Se trata, en definitiva, de proteger el patrimonio inmaterial de esta zona del Pirineo.

Con un cambio de escenario improvisado y sin enchufes, Inma Carné, Eduardo García, Ernesto Cossío, Jorge Álvarez, Pilar Almalé y Luis Miguel Bajén se disponían a tocar una canción de despedida precipitada. La lluvia había mojado algunos instrumentos y las posibilidades de seguir adelante disminuían. Sin embargo, tras tocar «Aqueras Montañas» y comprobar que, aún sin cables y prescindiendo de otros enseres, los temas sonaban bien y el público pedía más, el concierto acabó alargándose más allá de las 21:30h.

Intervenía entonces Paco Paricio, de los Titiriteros de Binéfar, para poner en valor el esfuerzo de los músicos en la húmeda tarde del domingo. «Lo que están haciendo ellos solo se puede hacer cuando se es muy buen músico y cuando se toca música muy verdadera», decía el responsable de la dirección artística del festival. Seguidamente los aplausos rompían el silencio y proseguían emanando del acordeón, la guitarra, la viola de gamba o la gaita aragonesa temas para el recuerdo.

Tras brindar al público varias adaptaciones de temas tradicionales que han descubierto, como «Pineta» o el «Baile del repatán», éste último típico de Torla y un gran desconocido por celebrarse el 12 de octubre, se comprometían a regresar a Sobrarbe con el firme propósito de invitar al concierto a los habitantes de esos valles que tanto les han ayudado. Se creó de este modo y sin a priori pretenderlo, un clima familiar, mágico, que se saldó con la satisfacción tanto de artistas como de asistentes, alrededor del centenar. Nada hacía imaginar que el espectáculo adoptaría la fórmula acústica que en tan contadas ocasiones se puede disfrutar.

Así será el primer fin de semana de julio en Aínsa

A la incursión de La Mouche Swing en Banastón y de Biella Nuei en la villa medieval, llega el plato fuerte del festival en un concentrado segundo fin de semana. El viernes 2 de julio será el turno de Zenet en la explanada del castillo a las 22h. El malagueño acaba de estrenar trabajo, Zenetianos, en el que han colaborado artistas de la talla de Rozalén, Depedro, Pasión Vega y Vanesa Martín. Llega pues, al Festival Castillo de Aínsa en un momento profesional ideal que de seguro no dejará indiferentes a sus fans.

El sábado 3 arranca la programación con Cris Zagaleja y el espectáculo «La reina del baile». La librera vallisoletana maneja la pandereta como nadie y de su principal afición hará un taller de iniciación y una demostración en dos sesiones, una el sábado y otra el domingo, ambas a las siete. A las 20h continuará «Sabe más el diablo», una novedad de esta edición del festival que, en sintonía con la veterana iniciativa «Mujeres que cuentan», propone una charla con alguien de la zona experto o experta en algún ámbito. La charla nos acercará, en esta ocasión, a Merche Caballud, afincada en Fiscal y conocedora de la poesía popular.

A las 22h cerrará la jornada Chucho Valdés en formato cuarteto. Él y su banda están de gira y harán una parada especial en Aínsa, repasando una carrera musical que supera el medio siglo. El artista está considerado la figura más influyente del jazz afrocubano moderno y ha ganado una decena de premios Grammy. El domingo 4 la programación sigue su curso poniendo el foco de atención en el público infantil. Se trata de Isabel Benito, que tomará las riendas de una sesión de cuentacuentos a partir de las seis.

Cabe recordar que para los conciertos de Zenet y de Chucho Valdés habrá un aforo de 900 personas distribuidas entre gradas y mesas. Existe la posibilidad de comprar un abono de dos días entrando en www.wegow.com. Para el resto de actividades de la programación se repiten las pautas de las jornadas anteriores: reserva de invitación doble 72 horas antes de cada espectáculo en el sitio web del festival.

 

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