María García Asín, montisonense con residencia en EEUU desde hace más de 25 años, ha aceptado la invitación de la Comisión de Fiestas para ejercer de pregonera oficial de San Mateo-2017.
Recién acabados los estudios en el IES “Mor de Fuentes” a primeros de los noventa, María se fue a San Francisco, donde vivía la también montisonense Carlota Escutia, doctora en geología. Se encargó de cuidar de las hijas de su amiga (trabajo “au pair”), se asentó, no se planteó la vuelta a España (no le gustaba el sistema educativo de la época) y optó por cursar “radio y producción de televisión” en un centro americana.
María, que todavía recuerda los primeros pinitos en Radio Monzón con Daniel Castán, ha desarrollado una carrera de reportera impecable. Debutó en emisoras radiofónicas de San José y San Francisco, saltó al canal 14 UNIVISIÓN (corresponsal del programa “Primer impacto”), y luego estuvo cinco años al frente de del departamento de investigaciones de TELEMUNDO 52 en Los Ángeles (también lideró los noticieros de fin de semana). “En total, sumo 18 aires en el aire en los principales mercados”, dice.
Los reconocimientos a su trabajo se sucedieron: nueve candidaturas a los Emmy (en 2007 lo ganó en la categoría “Serious News Story”), un Golden Mic, un premio de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos y el reputado galardón “Edgard Murrow”.
En los últimos tres años, María ha levantado el pie del acelerador de la profesión periodística y se ha centrado en escribir libros y guiones de programas de ficción y contenido social y de teleseries. El primer balance es muy positivo: el libro “Perdón y las memorias de Chiquis Rivera» ha alcanzado altas valoraciones en USA Today y New York Times (best-seller).
¿Satisfecha del camino recorrido? Da la impresión de que, justamente, ha trabajado en lo que le gustaba…
Dicen por ahí: trabaja en lo que te gusta y no trabajarás ni un día en tu vida. Suena a frase cursi pero es cierta. He hecho mil cosas que quería hacer, he conocido a muchos a quienes deseaba conocer y he ido a muchos lugares donde soñaba ir. 20 años en periodismo me dieron esa oportunidad. Ser periodista es un poco como ser testigo de miles de vidas y miles de historias. Una diferente cada día. Y todas te dan cierta satisfacción. Sí, estoy más que satisfecha de lo que he vivido y he recorrido. ¡Hasta flato tengo!
¿Por qué el cambio a la faceta de escritora?
Todo en la vida se puede volver rutina. Y la rutina es una cruel enemiga. Me convertí en madre, me cambió la lista de prioridades, y a la vez, cambió la profesión. Cada vez era más rutina y menos aventura. Se corporativizó mucho el newsroom. Y eso de corretear al político corrupto o a la madre del sospechoso llega a cansar un poco también. No sé, si el periodismo se reinventa y aparecen nuevas oportunidades, tal vez vuelva.
¿Mantiene vínculos con Monzón?
En mi corazón sí. Ahí sigue mi madre, Ángeles. Todos mis hermanos tomaron otros rumbos. Es curioso, pero se me borran cosas de mis 10 años en San Francisco, se me borran infinidad de cosas de mis 17 años en Los Ángeles (todos tenemos todos amnesia con el estrés de las grandes ciudades), pero no se me borra ni una imagen, ni calle, ni rostro de mis 19 años en Monzón. Para los que nos vamos el tiempo se congela, y ruidos, sabores, y experiencias allí vividas nunca nos abandonan. Es algo muy especial.
Aun con su larga experiencia, el papel de pregonera festiva es nuevo para usted. ¿Puede adelantar el enfoque del discurso?
No presencio un pregón hace tres décadas. ¡Esto sí que es un verdadero reto! No seáis malos a la hora de puntuarme. Me resultaría más sencillo prepararme para un debate o una entrevista, o escribir un guión. Creo que la inmigración será mi inspiración. Monzón ha sido y es pueblo de inmigrantes, solo que de críos no lo veíamos así. La vecina de Jaén, el de la esquina era de Cáceres. Tal vez de ahí aprendí a ver el mundo como lo veo: como mi casa, allá donde vaya. Monzón siempre ha sido más diverso de lo que nos creíamos. Me imagino que ahora mucho más. Me gustaría resaltar eso de mi ciudad. Nunca vi a Monzón como un pueblo amurallado.