Nubes, brasas y animación en Lascuarre

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En una jornada marcada por el manto nuboso que cubría los cielos ribagorzanos, con el consiguiente descenso de las temperaturas, la feria de San Martín de Lascuarre volvió a mostrar ayer su indiscutible poder de convocatoria para las gentes de esta comarca altoaragonesa. Aunque los asistentes fueron llegando con cuentagotas a primeras horas de la mañana, pasadas las 11 el recinto ferial se empezó a animar con la presencia de numerosas personas llegadas desde localidades próximas y no tan cercanas para compartir con los lascuarrinos un día plenamente festivo.
La animación alcanzó su momento álgido a partir del mediodía cuando las brasas de las hogueras encendidas desde varias horas antes se poblaron de parrillas cargadas de chuletas de cordero, longanizas y filetes de panceta que fueron luego degustadas por los asistentes a este certamen ferial cuyos orígenes se remontan a la Alta Edad Media. También fueron muchos los presentes que probaron suerte en “el Cacho”, un singular juego de apuesta y envite que tiene como premio para los ganadores los primeros turrones de la temporada.
Lascuarre ha sabido preservar esta feria sin interrupción desde el siglo XII pese a la pérdida de población y de importancia económica que la localidad ha sufrido en las últimas décadas. El empeño de sus habitantes en conservar una de sus señas de identidad más queridas ha permitido que esta antigua villa ribagorzana sea, posiblemente, la población más pequeña de España que conserva y sigue convocando sin interrupciones un certamen ferial de estas características.
Para ello la feria se ha tenido que ir reconvirtiendo y adaptando a los profundos cambios económicos y sociales que se han vivido en la zona. Como recuerda la concejal de Cultura, Susana Vigo, la feria se basaba históricamente en la compra y venta de ganado, principalmente ovino y caprino, y era además el punto de encuentro de los habitantes de las poblaciones vecinas que acudían a Lascuarre a comprar ropas y alimentos para un periodo de tiempo prolongado, habida cuenta de la inminencia del invierno y lo difícil de los desplazamientos en esa estación en una época no tan lejana.
Ahora, respondiendo a las nuevas costumbres y a las distintas demandas económicas y sociales, la feria ha ido evolucionando desde su vocación ganadera original a la muestra de los productos artesanos y la venta de ropa, alimentación y utensilios diversos. El guiño a los orígenes se mantiene con una exposición de diversas especies de animales de cría y de recreo.
Oferta comercial al margen, lo que caracteriza a esta feria de San Martín es el espacio en que se celebra: una gran explanada situada entre la iglesia parroquial y la zona deportiva que se convierte en un lugar de encuentro, de charla y de disfrute de los asistentes llegados de muchos pueblos de la zona vecina que pasan un rato agradable en esta tradicional feria lascuarrina.
El programa festivo se completó con diversas actividades que tuvieron lugar por la tarde en el Centro Social como la celebración de un animado campeonato de guiñote y sendas concurridas sesiones de baile de tarde y noche.

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