El Centro Excursionista Ribagorza, CER, prepara su próxima excursión para este Sábado Santo que consistirá en lo que sus responsables definen como un «cómodo y atractivo» itinerario por la Ribagorza Oriental.
Los expedicionarios partirán desde el núcleo de Santorens hasta Bonansa, pasando por las ermitas de Sant Pere y Torm, Torre de Buira, Buira y Cirés. «Bonitos paisajes, pueblos poco conocidos que han recuperado vida, arquitectura románica y escasos desniveles para disfrutar juntos de una parte poco conocida de nuestra comarca» señalan desde el CER sobre esta ruta considerada como de «dificultad media» con un desnivel de subida de 480 metros y 460 de bajada y una distancia de 13 kilómetros que se suele salvar en cuatro horas y cuarto.
La ruta parte de Santorens, pequeño núcleo de entramado irregular y casas de piedra, donde la iglesia de San Orencio todavía evidencia su origen románico, pese a haber sido transformada a lo largo de los siglos.
En su discurrir hacia el Norte, el PR-HU 215 está trazado por la antigua vía de comunicación que iba a La Torre de Buira. Pasada la Font de las Pruneras y todavía cerca del punto de partida, surge el desvío que lleva hasta la ermita de San Pedro de Iscles (San Pere d’Iscles). Se trata de un magnífico templo románico, del siglo XII, que fue la iglesia parroquial de un despoblado medieval (no confundir con el también despoblado de Iscles del cercano municipio de Arén), situado bajo el imponente tozal de San Salvador, en un entorno de gran belleza.
Retomando el itinerario del PR, en el cercano collado y Pilaret de Santa Bárbara, se dejará el camino de las Bordas, para empezar a discurrir por encima del desfiladero de Escales, siempre con espectaculares vistas del Pirineo.
Más adelante, cerca del barranco del Solá, el sendero abandona el camino a La Torre de Buira para tomar otra desviación, que conduce a otra sorpresa románica: la ermita de Nuestra Señora de Torm, también del siglo XII y asimismo parroquial de un antiguo despoblado. Este PR y la reciente consolidación de sus restos ha rescatado del olvido a esta pequeña joya arquitectónica casi desconocida, a la vez que permite descubrir un bonito camino entre la roca y el bosque, hasta alcanzar la terraza donde se ubicó el mítico Torm.
De vuelta al itinerario principal, el PR ya no se desvía hasta llegar a La Torre de Buira. El sendero baja hacia los fotogénicos apriscos o corrales del Solá (abiertos en la parte inferior de una gran pared caliza), para transitar bajo la base de las paredes, ascender hasta un collado herbáceo (collado Garabero) y, poco después, adentrarse en el municipio de Bonansa. Así, entre robles y en llano, llega a La Torre de Buira, una localidad que estuvo deshabitada durante años, pero que ha vuelto a renacer gracias a la restauración de la mayoría de sus casas. Detrás de los restos de su iglesia, hay un mirador interpretado con magníficas vistas hacia el valle del Noguera Ribagorzana y el Pirineo.
A continuación, discurre por un un camino de herradura cargado de historia que comunica las localidades de La Torre de Buira, Buira y Cirés, núcleos de población pertenecientes al municipio de Bonansa. El PR sigue desarrollándose por las estribaciones orientales de la sierra de Sis y por encima del valle del Noguera Ribagorzana.
El antiguo camino prosigue, en paralelo a la carretera, hasta Buira. Esta es otra pequeña localidad de estas tierras, conformada por distintas casas que se agrupan en dos barrios. Alejada unos metros de estos, se emplaza la iglesia parroquial de San Hilario, obra del siglo XIII con modificaciones posteriores. Además, se pueden apreciar la fuente y el antiguo lavadero del pueblo.
Se deja Buira y se asciende hasta la Collada de la Basa el Roi, con espectaculares vistas de los Pirineos, incluido el pico Aneto. Se contornea el cerro de la Virgen de la Mola, que queda a la izquierda, y, tras pasar por el cerrado pinar de Llasina, se alcanza Cirés.
En el restaurado casco histórico de la población destaca la iglesia parroquial de San Cristóbal, románica del siglo XII. Cirés es una localidad eminentemente ganadera, pero en la que también está en auge el sector turístico, con varios alojamientos de turismo rural. En este punto acaba el recorrido por el PR-HU 215, pero aquí surge también la posibilidad de conocer el magnífico GR 15, en la etapa que desde la localidad leridana de Pont de Suert lleva a Bonansa.
Los expedicionarios partirán desde el núcleo de Santorens hasta Bonansa, pasando por las ermitas de Sant Pere y Torm, Torre de Buira, Buira y Cirés. «Bonitos paisajes, pueblos poco conocidos que han recuperado vida, arquitectura románica y escasos desniveles para disfrutar juntos de una parte poco conocida de nuestra comarca» señalan desde el CER sobre esta ruta considerada como de «dificultad media» con un desnivel de subida de 480 metros y 460 de bajada y una distancia de 13 kilómetros que se suele salvar en cuatro horas y cuarto.
La ruta parte de Santorens, pequeño núcleo de entramado irregular y casas de piedra, donde la iglesia de San Orencio todavía evidencia su origen románico, pese a haber sido transformada a lo largo de los siglos.
En su discurrir hacia el Norte, el PR-HU 215 está trazado por la antigua vía de comunicación que iba a La Torre de Buira. Pasada la Font de las Pruneras y todavía cerca del punto de partida, surge el desvío que lleva hasta la ermita de San Pedro de Iscles (San Pere d’Iscles). Se trata de un magnífico templo románico, del siglo XII, que fue la iglesia parroquial de un despoblado medieval (no confundir con el también despoblado de Iscles del cercano municipio de Arén), situado bajo el imponente tozal de San Salvador, en un entorno de gran belleza.
Retomando el itinerario del PR, en el cercano collado y Pilaret de Santa Bárbara, se dejará el camino de las Bordas, para empezar a discurrir por encima del desfiladero de Escales, siempre con espectaculares vistas del Pirineo.
Más adelante, cerca del barranco del Solá, el sendero abandona el camino a La Torre de Buira para tomar otra desviación, que conduce a otra sorpresa románica: la ermita de Nuestra Señora de Torm, también del siglo XII y asimismo parroquial de un antiguo despoblado. Este PR y la reciente consolidación de sus restos ha rescatado del olvido a esta pequeña joya arquitectónica casi desconocida, a la vez que permite descubrir un bonito camino entre la roca y el bosque, hasta alcanzar la terraza donde se ubicó el mítico Torm.
De vuelta al itinerario principal, el PR ya no se desvía hasta llegar a La Torre de Buira. El sendero baja hacia los fotogénicos apriscos o corrales del Solá (abiertos en la parte inferior de una gran pared caliza), para transitar bajo la base de las paredes, ascender hasta un collado herbáceo (collado Garabero) y, poco después, adentrarse en el municipio de Bonansa. Así, entre robles y en llano, llega a La Torre de Buira, una localidad que estuvo deshabitada durante años, pero que ha vuelto a renacer gracias a la restauración de la mayoría de sus casas. Detrás de los restos de su iglesia, hay un mirador interpretado con magníficas vistas hacia el valle del Noguera Ribagorzana y el Pirineo.
A continuación, discurre por un un camino de herradura cargado de historia que comunica las localidades de La Torre de Buira, Buira y Cirés, núcleos de población pertenecientes al municipio de Bonansa. El PR sigue desarrollándose por las estribaciones orientales de la sierra de Sis y por encima del valle del Noguera Ribagorzana.
El antiguo camino prosigue, en paralelo a la carretera, hasta Buira. Esta es otra pequeña localidad de estas tierras, conformada por distintas casas que se agrupan en dos barrios. Alejada unos metros de estos, se emplaza la iglesia parroquial de San Hilario, obra del siglo XIII con modificaciones posteriores. Además, se pueden apreciar la fuente y el antiguo lavadero del pueblo.
Se deja Buira y se asciende hasta la Collada de la Basa el Roi, con espectaculares vistas de los Pirineos, incluido el pico Aneto. Se contornea el cerro de la Virgen de la Mola, que queda a la izquierda, y, tras pasar por el cerrado pinar de Llasina, se alcanza Cirés.
En el restaurado casco histórico de la población destaca la iglesia parroquial de San Cristóbal, románica del siglo XII. Cirés es una localidad eminentemente ganadera, pero en la que también está en auge el sector turístico, con varios alojamientos de turismo rural. En este punto acaba el recorrido por el PR-HU 215, pero aquí surge también la posibilidad de conocer el magnífico GR 15, en la etapa que desde la localidad leridana de Pont de Suert lleva a Bonansa.