Suspendida la edición de 2020 de Clásicos en la Frontera

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A pesar de que hasta última hora se han buscado alternativas para poder desarrollar un programa abierto al público en este inminente verano ribagorzano, la realidad ha sido tozuda y ha obligado a suspender la edición de 2020 del Festival “Clásicos en la Frontera”, la cita con la música clásica que tiene como escenario alguno de los monumentos religiosos más representativos de Ribagorza.
La que iba a ser la vigésimo cuarta edición del certamen iba a tener lugar entre el 18 de julio y el 30 de agosto con la novedad de la incorporación de la localidad de Campo como sede de uno de los conciertos programados, sumándose así al resto de localidades anfitrionas de este Festival itinerante en cuya organización están implicados el obispado de Barbastro-Monzón y los ayuntamientos de Graus, Benabarre, Isábena, El Grado, La Puebla de Castro, Montanuy, Beranuy, Secastilla y Lascuarre.
Su director artístico en los últimos años, el músico y profesor grausino Santiago Lleida, reconoce que la suspensión definitiva ha sido una decisión «pospuesta al máximo» y condicionada por las cuestiones de responsabilidad y seguridad pública ante la crisis del coronavirus. «Estuvimos barajando trasladar los conciertos, o al menos alguno de ellos, a recintos abiertos y más amplios que los templos que los albergan habitualmente, pero ni la ubicaciones planteadas ni los aforos que hubieran sido permisibles llegaban a unos estándares aceptables de calidad», reconoce Lleida subrayando que sacar el Festival de los recintos monumentales ribagorzanos «no hubiera tenido mucho sentido porque la promoción del legado patrimonial del territorio es uno de los objetivos fundamentales de este certamen». Existe además el problema añadido de que el confinamiento generalizado ha impedido a muchas agrupaciones musicales mantener los imprescindibles ensayos en las últimas semanas e, incluso, el de las dificultades de las comunicaciones internacionales a la hora de contar con algunos de los intérpretes previstos.
Tampoco se tuvo en cuenta la posibilidad de trasladar las fechas de su celebración, habida cuenta de que “Clásicos en la Frontera” es una cita veraniega dirigida a los residentes en la comarca y, también, a las numerosas personas que la visitan en época estival «que no hubieran podido acudir fuera de temporada, o lo hubieran tenido mucho más difícil». La propia disminución de la iluminación solar o el frío que se enseñorea de las iglesias y grandes recintos en cuanto llegan los meses de otoño e invierno fueron otros argumentos que desaconsejaron la convocatoria del Festival fuera de sus fechas originales.
Lleida recuerda que el programa de esta edición de 2020 estaba prácticamente cerrado cuando se proclamó el estado de alarma. «Teníamos buena parte del trabajo de organización ya realizado con una programación similar a la de años anteriores, muy variada en cuanto al tipo de formaciones y al de las épocas de la historia de la música para ofrecer una abanico lo más amplio posible a los espectadores, muchos de ellos muy fieles año tras año al certamen», explica su director.
En su edición de 2019, los conciertos programados en el Festival reunieron a más de 6.000 personas, una cifra que se esperaba mantener e, incluso, superar, este 2020 antes de que la crisis de la pandemia sanitaria echara por tierra todas las previsiones.

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