Por José Antonio Almunia y Clara Almunia.

 

SIERRA DE GUARA. DOS MESES DESPUÉS.

Sábado seis de agosto, cientos de turistas disfrutan del descenso del Vero, algo habitual para esas fechas. De repente varias columnas de humo alertan de que algo está cambiando. El bosque ha empezado a arder. Los estómagos se encogen, se activan las alarmas, el miedo a perderlo todo se cuela en el imaginario de los pobladores de Lecina, Bárcabo, Paúles, Almazorre… Dos meses después a través de cinco historias volvemos al lugar donde sigue quedando el paisaje y sus pobladores de siempre.

incendio

Aquí seguimos quedando los de siempre, los  de los pueblos, esperando las lluvias, el frío del invierno y que la naturaleza vuelva a ser la misma”.  José María, Carmen, Manuel, Evelyn y José Luis son cinco historias con un denominador común: viven en Guara y tiene grabados en sus retinas los paisajes que ahora, aparecen teñidos de color gris. Aman el medio rural y han conseguido con esfuerzo mantener su opción vital en el territorio. Aquel sábado de agosto el incendio los unió para siempre, el fuego ejerció de elemento catártico. Dos meses después recuerdan los detalles de sus historias, el ruido de los hidroaviones y los helicópteros, el golpe del agua contra el suelo, ese extraño olor –nuevo para ellos– que se cuela hasta los pulmones y la memoria, el ir y venir de las brigadas forestales, la angustia y al final, la sonrisa cuando ves que todo ha pasado y la desgracia no ha sido mayor.

José María Cabrero estaba haciendo misa en Betorz, desde allí, en esa carrera interminable de los curas rurales bajó hasta Lecina. Al salir de misa ya vieron varias columnas de humo. Su mayor preocupación era el incendio y el entierro que a las 7 de la tarde tenía en Alquézar. A esa misma hora, Carmen Lalueza y José Manuel se encontraban en el Camping, junto al cauce del río. La primera, alcaldesa del municipio, tenía en el móvil una llamada del 112. “Cuando cogí el teléfono me comunicaron que tenía un incendio en mi municipio

pero que no me preocupara porque estaban activados todos los medios». Subí sin pensármelo dos veces hasta la carretera para tener más datos y cuando vi las llamas y que había dos focos avisé para que activaran todos los medios dada la gravedad”. La preocupación ante la primera noticia y la magnitud que tomaba el incendio fue para José Manuel la seguridad de los clientes que en ese momento estaban en  su camping. Cuando dieron la orden de desalojar lo hicieron con rapidez. “Ese día todo va demasiado rápido como para pararte a pensar que haces y que no haces, intentas solucionar lo que sea”. Lo cierto es que los medios llegaron con una rapidez inusitada, el hecho de que no existiera ningún otro incendio en Aragón en esos momentos, facilitó que todos los medios disponibles de concentraran en Guara. La rapidez en el dispositivo evitó males mayores. Los más pequeños contemplaban atónitos como de la barrica de los aviones caía sobre las llamas una inmensa mole de agua.

José Luis Barbanoj estaba con su hijo José en la explotación ganadera a unos metros  de su casa cuando le llamaron. El cura le estaba esperando para que lo bajara hasta Alquézar al funeral que tenía que celebrar. “No me dio tiempo ni de cambiarme, lo vi tan nervioso que cogimos el todoterreno y enfilamos las pistas para rodear el incendio y poder llegar hasta Alquézar a tiempo”. A esa hora por los wasaps de los pueblos  ya circulaban las primeras fotos del fuego, las redes sociales fueron un elemento importante para mantener informados a los vecinos, sin duda, el medio de comunicación más útil en esos momentos. Evelyn es alemana, lleva en nuestro país varios años, y casi uno de ellos en la Sierra de Guara. Junto con Milou, su perro, pasea estos bosques a diario, por su trabajo y porque le encanta el contacto con la naturaleza. Aquél día estaba en el parking, al ver el fuego, junto a un compañero empezaron a evacuar a los turistas indicándoles el camino hacia Aínsa a través de Arcusa. Algunos de ellos lograron sacar los coches del aparcamiento que sirve de acceso para quienes realizan los barrancos, pero otros fueron menos afortunados y sus coches ardieron pasto de las llamas. Ahora, cuando pasea de nuevo por los mismos senderos siente tristeza, quizás, porque no encuentra sentido a que sea la intención del ser humano la que acabe con la naturaleza.

El incendio fue controlado en la mañana del domingo. En el participaron 4 cuadrillas de bomberos forestales del Gobierno de Aragón, 3 helicópteros, 2 hidroaviones y 4 autobombas. Del camping fueron desalojados casi 60 campistas… Pero tras las cifras, se esconden las historias de aquel día de las personas que siguen viviendo en los pueblos de Guara.

José María llegó a tiempo al funeral en Alquézar, José Luis refrescó a través de las pistas los atajos de Guara que ya conocía, Evelyn,  José Manuel y Carmen sintieron el alivio de ver como  con su rápida reacción conseguían poner a salvo a las personas. Y el bosque, con las primeras lluvias, inicia su regeneración para volver a ser un paisaje dentro de varios años.

José Manuel Bentué
Empresario 
Conforme va evolucionando el tiempo y ves que empieza a querer resurgir la naturaleza, te vas alegrando. Pero lo que se vivió aquél día no te lo quita nadie de la cabeza porque no sabes el por qué de lo que ocurrió.

José Luís Barbanoj
Ganadero 
Desde que existe el Parque este ha sido el primer incendio. Antes eran más fáciles de controlar porque se pastaban los montes y los pastores en invierno hacían quemas controladas, en Francia todavía se hacen. Lo que había podido pasar era imprevisible. El bosque que se ha quemado no volveremos a verlo igual ni yo ni mis hijos.

José María Cabrero
Cura
Cuando vuelvo a pasar por los paisajes quemados siento una gran angustia. Nos están fallando ciertas cosas. Si el incendio es fruto de una catástrofe natural hay que admitirlo, pero que sea obra del ser humano es incomprensible.

Evelyn Rufeger
Forestal
Las primeras veces que pasé después del incendio sentí tristeza e impotencia de no poder parar a quienes causan los incendios. La naturaleza volverá a crecer pero tardará, es una pena que haya humanos así.

Carmen Lalueza
Alcaldesa
En esos momentos se siente impotencia porque no sabes en qué puede acabar y ves la gravedad. Ahora cada día paso por la zona y me da tristeza ver la naturaleza calcinada. Hay que trabajar más meses limpiando el monte.

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