Tras haber ostentado durante bastantes años el dudoso privilegio de ser el municipio menos poblado del Alto Aragón, Viacamp-Literá vive en estos últimos tiempos un más que evidente renacimiento económico y social propiciado en buena medida por el éxito turístico de sus impresionantes pasarelas sobre el Congosto de Montrebei que ha servido de base para la potenciación de toda la zona circundante.
Pero desde bastante antes del boom del Camino Natural de Montfalcó, el ayuntamiento de Viacanmp se había embarcado en un ambicioso proyecto de desarrollo de su oferta turística que tuvo sus enseñas en la puesta en marcha de un moderno y atractivo Centro de Interpretación al pie de la transitada carretera N-230, la rehabilitación de la Casa Batlle en el propio núcleo de Montfalcó y una –prolongada en el tiempo- campaña de consolidación y posterior rehabilitación del imponente recinto fortificado del lugar.
El alcalde de Viacamp, Alfredo Pociello, considera que con las intervenciones realizadas en los pasados meses, «se ha creado un producto turístico muy interesante». En este sentido, los últimos trabajos realizados han permitido la restauración de la iglesia del Castillo, creando un Centro de Interpretación en torno al tema de las Torres Vigía como guardianas del territorio. El acceso es libre tanto a este espacio como a la vecina y monumental torre de la fortaleza, de estilo románico, equipada con unas estructuras que permiten acceder hasta su último piso y que es un formidable mirador sobre un amplio territorio. Ambas estructuras tienen puerta pero no se cierra con llave para facilitar su visita.
Pociello recuerda que la restauración de la Iglesia de San Esteban ha sido fruto un largo proceso. «Ya en 2011 –comenta- hubo que reforzar con un grueso muro la roca sobre la que se alza esta construcción, al observarse una enorme grieta en una de sus paredes, lo que indicaba que la base estaba cediendo». En una segunda intervención se construyó un nuevo muro de contención y se limpió la maleza del interior de la iglesia, entonces abandonada desde hacía muchos años y en un evidente estado de degradación.
Pero, con la ayuda de los Planes de Obras de la DPH, ha sido en los dos últimos años cuando se ha terminado de restaurar definitivamente este edificio. Para hacer el tejado, que estaba prácticamente hundido, se rehabilitó y fijó la parte de bóveda que se mantenía estable y se colocó una estructura de madera para completarla. El tejado se hizo con losas de piedra del país a la forma tradicional. También se han consolidado los muros del antiguo templo fijando un anillo o cincho alrededor de ellos.
Pero ya los primeros trabajos citados reforzaron en los responsables municipales la necesidad de recuperar la techumbre para proteger la estructura de este templo de origen románico -la iglesia ya aparece nombrada a mediados del siglo XI con la advocación de San Miguel, aunque la construcción actual pertenecería a los siglos XVII y XVIII- que hasta la guerra civil, en que quedó muy dañada, mantuvo su rango de parroquia del vecino núcleo de Viacamp.
«Teníamos ya entonces como proyecto final convertir la iglesia en una puerta de entrada al recinto fortificado y que, además, pudiera acoger un Centro de Interpretación de esta fortaleza de Viacamp y del resto de los castillos existentes en la zona que marcaron el devenir histórico de este territorio y del reino de Aragón durante prácticamente dos siglos», explica el alcalde. Finalizada la restauración, el Centro de Interpretación de las Torres Vigía ofrece al visitante información de las ubicadas en Luzás, Falcés, Benabarre, Chiriveta, Viacamp, Alsamora, Pilzán, Finestras, Monesma, Lascuarre, Montañana y Laguarres. Todas ellas formaban la segunda línea defensiva en la Ribagorza Oriental durante los siglos XI y XII, la época de la expansión definitiva del reino de Aragón.
Viacamp fue uno de los conjuntos fortificados más imponentes de la raya entre los condados pirenaicos y las taifas musulmanas entre los siglos IX y XI de nuestra era. En su estructura actual, se inició en la segunda mitad del siglo XI y formó parte del entramado ofensivo-defensivo del condado de Ribagorza. El castillo se asienta sobre un cerro ovalado que domina una amplia zona y que comunica visualmente con las cercanas torres y castillos de Montgay, Montañana, Luzás, Falces, Arén o Monesma. Visible desde una extensa zona circundante, destaca en su conjunto la gran torre de 20 metros de altura con muros de hasta tres metros de espesor. Construida hacia el año 1060, consta de cuatro pisos de altura, abriéndose en el último siete grandes vanos defensivos de arco de medio de punto que daban a los cadalsos.
El perímetro de la fortaleza de Viacamp estuvo recorrido por una muralla de la que se conservan diversos lienzos. Se da la circunstancia de que en unos trabajos recientes de rehabilitación del entorno de la iglesia de Nuestra Señora de Obach –antigua ermita y hoy parroquia debido a la ruina de la iglesia del castillo-, situada a los pies de la plataforma rocosa sobre la que se alzan los restos de la fortaleza, han aparecido muros y mampuestos de buena factura técnica que documentan fehacientemente la existencia de una muralla perimetral de considerables dimensiones en la parte media del cerro del castillo. Entre estos muros se aprecian varias torres de planta cúbica que subrayan la importancia que debió tener esta fortificación durante los siglos X y XI de nuestra era.
Para acceder al castillo, el Ayuntamiento ha habilitado y señalizado una ruta a pie que comienza al lado de la Oficina de Turismo y se puede cubrir en unos 35 minutos de subida y en unos 20 de retorno. Los senderistas pueden disfrutar también en el municipio de los más de 60 kilómetros de senderos señalizados en el Montsec de l’Estal. El más demandado es el Camino Natural de Montfalcó al Congost de Montrebei, pero también se recomienda a los interesados la Circular de Chiriveta con su reciente ampliación (con ayuda de fondos CEDESOR) por el Camino de El Feisa.