Por Ana Pascual

Álex Rodrigo ha dirigido capítulos de series españolas tan conocidas como ‘Vis a vis’, ‘El Embarcadero’, ‘Veneno’ o la reconocida ‘La Casa de Papel’ y nos cuenta sus experiencias al frente de la cámara. Desde pequeño sus raíces están unidas con el Valle de Broto donde vivió su primer beso y donde, años después, ha vuelto a pasar el mayor tiempo de su vida. Aquí puedes descubrir toda su historia.

¿Cómo comenzó tu pasión por el cine y las cámaras?

Soy el mayor de tres hermanos y cuando era pequeño jugaba mucho solo; no paraba de inventarme historias y en el colegio descubrí la pasión por escribir. Tuve un profesor de lengua, se llamaba don Antonio, que se fijó en mis relatos y me animó a que no dejase nunca de contar historias; mi fijación profesional se debe en gran medida a él. Al llegar a la adolescencia comencé a ver películas con otra perspectiva y me preguntaba todo: ¿por qué han hecho este encuadre? ¿Por qué cuentan esto como flashback? Y entonces fue cuando descubrí que más que literatura lo que quería hacer era cine.

Álex Rodrigo (Fotografía: Antonio Rodrigo)

Has dirigido capítulos de series españolas como Vis a Vis, El Embarcadero, Veneno, etc.. ¿cómo fue la experiencia?

Fue una experiencia muy buena; tuve la suerte de poder empezar muy joven y coincidir con los mejores profesionales de la industria española desde el principio. He aprendido muchísimo.

El gran reconocimiento te llegó gracias a ‘La casa de papel’, ¿cuál es tu mejor recuerdo? ¿Qué experiencia te llevas?

En 2018 estuvimos rodando ‘El Embarcadero’ en Valencia y, a veces, pasa que mientras cenas con el equipo suelen acercarse algunos curiosos porque reconocen a algún actor o actriz. Pero, poco a poco, en los meses en los que Netflix emitió internacionalmente ‘La Casa de Papel’ , el fenómeno fan con Álvaro Morte empezó a dispararse y de pronto turistas de Argentina, Brasil, Italia o Turquía se acercaban a él emocionados por ver a su ídolo y gritaban: The Professor! The Professor!

Álex Rodrigo (Fotografía: Tamara Arranz)

Tanto para el equipo como para el propio Álvaro fue todo un shock. Estábamos rodando sin parar, con el aislamiento que genera eso, y aunque de vez en cuando veíamos noticias sobre el éxito de la serie siempre tendíamos a relativizarlo. Entonces vimos que cada cinco minutos un extranjero reconocía al Álvaro Morte y se acercaban emocionados, sabiéndose sus gestos, frases, etc… Empezábamos a ser conscientes de que algo muy loco estaba ocurriendo fuera de España.

¿Ya estás inmerso en otro proyecto?

Si, en esta industria no puedes estar parado y hay que aprovechar las inercias. Ahora mismo estoy en tres proyectos distintos: uno para USA, otro para México y otro para España que curiosamente se rodaría en los Pirineos aunque aún no puedo contar mucho más…

Has recibido varios premios, ¿alguno al que le tengas especial cariño?

Dos. Antes de acabar la carrera, y con unas perspectivas laborable nada halagüeñas, un grupo de chavales de la universidad pública nos presentamos a un concurso de cortos de estilo maratón donde ganamos el primer premio (además de mejor actriz para Irene Ferradas) dotado con 5.000 euros que nos repartimos entre cinco. En la carrera nos habían machacado con la idea de que “los d el pública no acaban haciendo cine” y volvernos con este premio nos abrió las puertas mentales.

El otro es el premio Augusto del Festival de Cine de Zaragoza, el único premio que tengo a a una trayectoria y que me hace mucha ilusión.

Aunque naciste en Zaragoza tienes raíces en el Pirineo aragonés, cuéntanos un poco tu historia…

Mi abuelos se dedicaba a la arquitectura y un día conoció el Valle de Broto y el sitio le dejo sin reparación. Al poco de convertirse en padres decidieron hacerse su propia casa en Broto para convertirse en el pueblo de la familia. El verano de 1987 mi tio falleció escalando las paredes de Ordesa con 23 años  (nueves meses antes de que yo naciera). Durante la infancia mi abuelo me llevaba a Broto casi todos los fines de semana y ya en la pubertad se convirtió en un bautizo de vida: primer beso, primer amor, primera borrachera, etc… Todas las sensaciones que se nos quedan de por vida impregnadas en la piel yo las tengo asociadas a ese valle.

Álex Rodrigo (Fotografía: Antonio Rodrigo)

Una crisis familiar hizo que tuviéramos que vender la casa y me quedé sin ese lugar físico y emocional. Así que años después hice dos cosas: escalar la pared donde perdí a mi tío y comprar un piso en Torla con todos mis ahorros para vivir aquí todo lo que el trabajo me permita. He vuelto a mis recuerdos, fascinaciones y a mi identidad.

¿Qué nos recomiendas visitar en la zona?

Como la mayoría de las rutas de montaña se pueden encontrar en cualquier web de senderismo os recomiendo los quesos artesanos, lugares abandonados como Yosa o cualquiera de los pueblos de Sobrepuerto y si buscáis lugares con buenas pozas o las mejores setas: ¡eso ya sabéis que no se cuenta a nadie!

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