Periodista audaz y una gran apasionada de su trabajo, Carmen Sarmiento ha vivido con intensidad y en situaciones límite su trabajo, sobre todo en los años en los que ejerció de corresponsal de guerra para TVE, cadena en la que trabajó durante 35 años. Espiello, Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe proyecta un documental elegido por ella para esta ocasión Mujeres en el Tercer Mundo, de la exitosa serie Los marginados, que Carmen Sarmiento dirigió en la década de los 80.  Explica que “treinta y dos años después de grabar Mujeres en el Tercer Mundo (1984), este documental sigue vigente en la actualidad”. Agradece y se muestra encantada con este homenaje. “He sido galardonada con muchísimos premios pero lo encantador de un homenaje es que te lo hagan en vida para que lo disfrutes. Es siempre un estímulo extraordinario. Un homenaje es algo especial”.

– ¿Por qué Mujeres en el Tercer Mundo?
– Posiblemente fue un documental pionero, en el que abordó temas que hoy siguen siendo de rotunda actualidad. “Fue un programa casi clandestino. A lo largo de mi vida he grabado varios programas clandestinos contra el sistema, contra mi propio medio, en el sentido de que cuando hice la serie, este documental no estaba programado. Filmé varios trocitos en cada país al que viajaba, más o menos en unos diez, y pensaba en todo esto para el documental de las mujeres”. La mutilación genital de las mujeres, las condiciones laborales y económicas de las mujeres trabajadoras no han evolucionado con arreglo al tiempo transcurrido desde 1984. “Hemos avanzado un poco, pero queda mucho por hacer. Ciento millones de mujeres han sido  clitoridectomizadas y hay países como Egipto, donde esta práctica se hace científicamente, aceptada y propiciada por Hospitales públicos. Cierto es que se ha empezado a prohibir en algunos países de África y que las voces de las mujeres y también de algunos hombres se han alzado”

– La periodista defensora de los marginados sufrió la marginación laboral.
– Eligió este capítulo, hecho en cine, porque “me pareció que tenía un valor documental y etnográfico importante. Representa esa lucha tremenda que yo llevé en el medio en el que he trabajado, donde tuve que pelearme para conseguir que se emitiesen mis documentales. Desembarqué en 1968 con el deseo de feminizar la televisión y poco a poco lo conseguí. Hasta entonces se hablaba de peluquería, trapos y cocina en los programas de mujeres”.

Su audacia, su perseverancia y un punto de inconsciencia que ella reconoce en su lucha por los derechos de la igualdad de las mujeres le permitió ser corresponsal de guerra en TVE. “Por querer que mis documentales fueran especiales he vivido muchas situaciones de peligro, desde una emboscada en Nicaragua hasta un secuestro en Colombia. He tenido una suerte extraordinaria de llegar viva a este homenaje. Otros compañeros se han quedado en el camino, como Julio Anguita o Julio Fuentes, entre otros”. Carmen Sarmiento ha demostrado en su carrera profesional una pasión extraordinaria y una enorme capacidad de resistencia para soportar durante 35 años esta lucha contra las adversidades, incluso en el propio medio para el que trabajaba, donde también sufrió la marginación durante siete años. Siete años de pasillo, sin despacho, sin trabajo, a raíz de la emisión de otra de las series de documentales que alzaron a la fama a esta periodista, Mujeres en América Latina. “Hablar de países a través de las mujeres fue todo un desafío personal y profesional. Allí volqué mis tres grandes pasiones: América Latina, el tema de las mujeres y el feminismo (la batalla de mi vida). Los directivos de televisión no pensaron que esta serie de Mujeres en América Latina podía tener el “valor revolucionario” que tuvo la serie”.

– Según la OIT, hasta dentro de 500 años las mujeres no cobrarán el mismo salario que los hombres.
– En relación con la mujer, “se ha avanzado un poco en estos 30 años; nuestras vidas no son iguales que las de nuestras abuelas”. Por su parte, en lo tocante a la igualdad de condiciones laborales de las mujeres y los hombres, “según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), hasta dentro de 500 años las mujeres no cobrarán el mismo salario que los hombres”. La violencia machista es otro de los problemas que preocupa a Carmen Sarmiento. Este año ya se contabilizan 14 mujeres asesinadas en España; en 2015 la cifra se elevó hasta las 64. “Hay más mujeres asesinadas por violencia machista que por el terrorismo de ETA. No se ha conseguido la conciliación; los permisos por maternidad suelen cogerlos las mujeres, los hombres no. Los horarios de trabajo son terribles en este país, hasta que no se deje de trabajar hasta las 8 o las 9 de la tarde, y llevar el horario europeo; las mujeres cobran más de un 20 por ciento menos que los hombres. Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), hasta dentro de 500 años las mujeres no cobrarán el mismo salario que los hombres”. Pese a todo, Carmen Sarmiento no quiso transmitir un mensaje de desesperanza. “Toda mi vida ha sido todo lo contrario, un mensaje de esperanza, lucha, compromiso, de continuar como individuos sociales presionando sobre los sistemas para que nuestros derechos sean reconocidos.

– ¿Qué se está haciendo mal?
– Muchas cosas. ¡Cómo es posible que Europa, una sociedad rica y avanzada, tenga esa actitud con los refugiados, a los que están gaseando vivos en la frontera de Macedonia con Grecia! Vivimos en un mundo muy cruel, brutal, egoísta. He denunciado la opresión política, social, sexual en el mundo. La opresión viene desde arriba, donde el poder político y el económico están ahora mismo en plena connivencia”.  No ha podido dejar de aludir a los “papeles de Panamá” y lamentar que “todas esas gentes insolidarias se hayan enriquecido a costa de la clase media y trabajadora que hemos luchado por trabajar y pagar nuestros impuestos”. “Yo soy de la generación del 68, de los que pensábamos que íbamos a cambiar el mundo. Se sigue luchando. Ahí está el 15-M. Las fuerzas de la reacción siguen ahogando esas pequeñas revoluciones como la Primavera árabe en Túnez o la de la Plaza Tahrir de Egipto, algunos de los ejemplos en los que tantas y tantas veces el pueblo llano se rebela contra sus opresores”.

– ?No volvería a ser corresponsal de guerra?
– Detesto las guerras y a quienes las hacen. En su momento quise ser reportera de guerra para ejercer mi profesión en pie de igualdad con los hombres. Si no hubiera ido a la guerra, 10 años de mi vida habrían sido distintos. Ese espectáculo dramático de ver los cuerpos destrozados, sangrientos… He tenido el dramático privilegio de grabar la muerte en directo. No lo volvería a hacer.

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