Ramón Ferrando, alcalde de Albero Alto, denuncia la situación límite que ha alcanzado el sector primario. “Producimos por debajo de costes y nos enfrentamos ante una burocracia asfixiante”, reclama. La “injusta” realidad de mirarse en el espejo y verse “más como un gestor que como agricultor” es la que le ha empujado a participar activamente en las protestas de estos últimos días. En ellas, dice, no ha habido incidentes, solo los aplausos de una comunidad unida en sus reivindicaciones al margen de los sindicatos. El objetivo: la defensa de un medio de vida que todavía alberga mucho futuro.