El barbastrense Manuel Vilas recibe el Premio de las Letras Aragonesas

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El Presidente de Aragón, Javier Lambán, ha entregado el Premio de las letras Aragonesas correspondiente al año 2015 al escritor Manuel Vilas, nombre sin el cual no podría entenderse Aragón, de la misma forma que el propio autor aseguraba previamente que esta tierra “maltratada” no podría entenderse en España sin nombres como Goya o Buñuel.

Lambán se ha mostrado “inmensamente satisfecho” por poder entregar este galardón a Vilas, de cuya obra es un fiel seguidor y ha asegurado que este premio adquiere valor tras cada entrega y que el del próximo año será el mejor “porque ya lo tiene Manuel Vilas”. En su discurso, el presidente ha recordado las dificultades presupuestarias del ejecutivo autónomo pero se ha mostrado firme al asegurar que la Educación y la Cultura no son prescindibles, porque la educación debe ser capaz no solo de producir ciudadanos que sepan hacer facturas, sino de que aprecien un cuadro, un poema o una pieza musical o las creen ellos mismos”. También ha hecho hincapié en la propia industria cultural como motor de desarrollo económico y generador de empleo. Pero Javier Lambán ha insistido en la proyección de Aragón y su imagen a través del talento de la sociedad aragonesa, ya sea en la empresa, la innovación, la investigación, la universidad y, especialmente, la creación artística y literaria. “Nuestro peso es cualitativo; no nos lo da el millón doscientos mil habitantes, sino el talento. Esas son nuestras credenciales”.

El escritor Manuel Vilas ha pronunciado un discurso salpicado de referencias a la democracia y el acceso de todas las clases sociales a la cultura y la educación y especialmente, ha recordado a su padre, gracias al cual adora los diccionarios, y leyó a Kafka “que revolucionó mi mundo literario” y que fue porque “mi padre me compró los libros y eso ha posibilitado que yo esté hoy aquí”.

Vilas también se ha referido a Zaragoza, siempre presente en sus ficciones, al igual que las montañas de Huesca, si bien la capital de Aragón en sus obras adquiere otros matices alejados de la visión provinciana y burguesa para convertirse en un ciudad ácida, provocativa y posmoderna”, transformación que asegura que hizo “por amor, para que no se perdiera”. El autor, consciente de su estilo provocativo, asegura que la literatura que le gusta “es la que se atreve, aunque pierda la partida”.

El escritor también se ha referido a Aragón, una tierra que ve “maltratada históricamente, una tierra robada, casi un desierto humano, como un gran monumento a la injusticia…”,  aunque añade que “España es imposible de explicar sin Goya o sin Buñuel”.

Manuel Vilas cree que la literatura vive un buen momento y que Aragón existe en ella, “no estamos muertos”, aunque admite que “nos ha faltado autoestima y han sobrado zancadillas”. Pese a todo, cree que el gran arma  de los aragonenes es el sentido del humor, más allá del somarda, un humor nada fácil, tosco, pero muy inteligente”. A su juicio, “no hay nada más serio que el humor y este es una clara muestra de inteligencia”.

Se ha reconocido como un trabajador de la literatura, ya sea escribiendo poesía, novelas, ensayo o artículos periodísticos, pero siempre escribiendo y domando las palabras. Sostiene que la vida puede no ser interesante o perfecta “pero yo me dejaría matar antes que dejar una página imperfecta”. Ha compartido que se reinventa en cada libro, y en cada uno de ellos puede encontrarse una calle de Zaragoza o una montaña de Huesca.

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