El Gobierno de Aragón destina 140.000 euros a la restauración del alfarje de la ermita de San Román y a trabajos en el yacimiento de Labitolosa

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La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, visitaba este pasado lunes La Puebla de Castro para conocer de primera mano el resultado de la restauración realizada durante los meses de agosto y diciembre del pasado 2020 en el singular alfarje mudéjar de la antigua iglesia románica de San Román e interesarse por el estado que presenta el yacimiento de la ciudad romana de Labitolosa. Ambos conjuntos monumentales se encuentran en este municipio ribereño del embalse de Barasona y los trabajos de rehabilitación y consolidación de estas estructuras de innegable valor histórico y artístico van a suponer una inversión de 140.000 euros por parte del Gobierno de Aragón; los 70.000 que se han destinado ya a la rehabilitación del alfarje, con unos trabajos supervisados por los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural, y otros 70.000 que, según anunciaba Menjón, se van a dedicar en los próximos meses a realizar distintos trabajos en la antigua urbe romana que fue clave en el proceso de romanización de los Pirineos.
Tras llegar sobre las 11 de la mañana a la casa consistorial pueblense, y acompañada por la alcaldesa local Maite Bardají, la directora general se dirigió a la antigua iglesia del despoblado de Castro, a unos cuatro kilómetros de La Puebla, en la sede que fue de la baronía de Castro. Sobre una colina que domina la cerrada donde se construyó hace casi cien años la presa de Barasona se alzan los restos de la que fue imponente fortaleza de esta baronía, una de las principales casas nobles del reino de Aragón y la muy bien conservada iglesia románica del castillo construida en el siglo XIII en un estilo románico de excelente factura técnica.
A los pies de este templo se encuentra el coro alto que, sostenido por un gran arco rebajado, preserva el excepcional alfarje mudéjar considerado como uno de los más importantes de cuantos se conservan en Aragón. Se trata de una techumbre plana de vigas de madera vistas de 8,60 m. de ancho por 4,88 m. de largo, de los cuales aproximadamente 1,05 m. corresponden al vuelo sobre el arco rebajado, cuyas vigas presentan la característica forma de proa o quilla simulando una cabeza humana. Su decoración es tallada y principalmente pintada. La policromía está realizada al temple sobre una preparación de yeso y denota un claro predominio del dibujo sobre el color, que presenta una gama limitada, pero de gran viveza y contraste (rojos, azules-azules verdosos-, amarillos, blancos y negros principalmente). En ella destacan los motivos de diferentes tipos: heráldicos, epigráficos, geométricos, vegetales, animalísticos y aquellos formados por figuras humanas, algunos de los cuales componen escenas. En todos ellos se aprecia la interesante fusión del mundo musulmán con el cristiano propia del arte mudéjar. En cuanto a su cronología, a partir de las diversas investigaciones realizadas, su datación se remonta a finales del siglo XIV o principios del XV, teniendo en cuenta que su estilo –cercano al gótico lineal– podría ser un poco arcaizante y haber sido utilizado para potenciar su gran expresividad.
Pese a que su estado de conservación era aceptable, el conjunto pictórico y su mazonería presentaban diversas alteraciones del material tales como pequeñas grietas y fendas originadas por los movimientos de contracción y dilatación de la madera debido a los cambios de humedad y temperatura, especialmente en la zona próxima a la entrada del edificio, la más expuesta a los elementos y a los rayos del sol. Además, las policromías presentaban manchas, problemas de adherencia y pérdidas de la propia capa pictórica.
Sobre este conjunto se ha desarrollado la actuación de rehabilitación que, en líneas generales, ha consistido en frenar el deterioro activo y estabilizar tanto el soporte de madera como los estratos pictóricos para recuperar la unidad y la calidad estética del alfarje.
Tras el desmontaje de la tarima del coro superior para poder acceder al reverso del alfarje, se procedió a limpiar por aspiración, desinfectar con un fungicida el soporte de madera y consolidar simultáneamente el reverso y el anverso de toda su estructura. Seguidamente, se procedió a la consolidación puntual del soporte de madera debilitada, al encolado de piezas sueltas, injertos y refuerzos estructurales con la reconstrucción de piezas faltantes, utilizando madera similar a la original previamente curada. A continuación, una vez limpia, se recolocó la tablazón de la tarima del coro y posteriormente se barnizó totalmente la superficie.
En cuanto al tratamiento de las policromías, se llevó a cabo una exhaustiva, aunque selectiva, consolidación y fijación de los estratos pictóricos desprendidos, abolsados o con peligro de levantamiento, actuaciones que permitieron la limpieza físico-química definida en la fase de estudios previos. Aplicada una primera capa de protección a toda la superficie, se procedió a la reintegración cromática de las lagunas de la película pictórica, limitándose a las necesarias para evitar distorsiones en el cromatismo del conjunto. Se finalizó el tratamiento con la aplicación de una segunda capa de barniz para garantizar la protección de las capas pictóricas y de la madera.
Además, el trabajo se ha completado con la instalación de una nueva escalera, más estable y cómoda que la anterior, para seguir accediendo al coro desde el sottocoro. También se ha trabajado en la recuperación del aspecto del embarque desde el acceso original.
Cabe recordar que esta ermita, o iglesia, de San Román de Castro fue declarada Bien de Interés Cultural en 1944.
La alcaldesa anfitriona agradecía a la directora general esta visita «y el interés que ha mostrado en todo momento por el patrimonio monumental de nuestro pueblo» y confirmaba que desde el ayuntamiento habían invitado a Menjón para que participara en la inminente romería a Castro, donde los pueblenses y el resto de participantes podrán conocer y disfrutar del alcance de los trabajos de restauración en el alfarje. «Problemas con su agenda –comenta Bardají- le han impedido estar presente, pero Marisancho Menjón estaba muy interesada en ver cómo había quedado el alfarje, precioso, por cierto, y ha podido organizar esta visita en la que también ha mostrado su compromiso con la rehabilitación de la cubierta de las termas de Labitolosa y la canalización de las aguas de lluvia en este recinto para evitar posibles problemas».
Bardají, que mostraba igualmente su agradecimiento por las labores de limpieza del yacimiento labitolosano que se llevaron a cabo el pasado verano auspiciadas por la Dirección General de Patrimonio, comentaba que Menjón se había comprometido a una nueva y próxima visita para ver el retablo gótico-renacentista que, procedente de San Román, se conserva ahora en la iglesia parroquial de Santa Bárbara y para conocer la labor que desarrollan altruistamente los guías turísticos de la localidad.

Yacimiento arqueológico de Labitolosa
Completando su breve estancia en La Puebla de Castro, la directora general de Patrimonio se acercaba también al yacimiento de Labitolosa, donde anunciaba una inversión de 50.000 euros este año 2022 para sustituir la cubierta de las Termas I del yacimiento, que se encuentra deteriorada. Asimismo, está previsto realizar obras de recalce de la cimentación existente y de mejora de la red de evacuación de aguas pluviales, valoradas en 20.000 euros.
Declarado Bien de Interés Cultural en 1998, el yacimiento de Labitolosa se encuentra igualmente en el término municipal de La Puebla y a unos pocos kilómetros de su caserío urbano. Las sucesivas campañas de excavaciones realizadas desde 1991bajo la dirección de la catedrática María Ángeles Magallón han desvelado importantes restos arqueológicos de una ciudad hispanorromana cuyos orígenes se remontan a finales del siglo I a.C. y que estaría habitada hasta comienzos del siglo II de nuestra era. No obstante, datos bibliográficos sobre una posible ceca visigótica o las ruinas en sus inmediaciones de una fortaleza califal musulmana hablan de una más que evidente reutilización de sus infraestructuras hasta bastante tiempo después.
Las investigaciones arqueológicas que se han venido realizando, enmarcadas en los programas de cooperación internacional establecidos entre el área de Arqueología del Departamento de Ciencias de la Antigüedad de la Universidad de Zaragoza y el Centro Ausonius de la Universidad Michel de Montaigne-Bordeaux III, han sacado a la luz un importantísimo conjunto de elementos vinculados a la época romana entre los que destacan una serie de edificios públicos como la Curia, una de las mejor conservadas de todo el imperio romano y que cuenta con una remarcable colección de inscripciones conmemorativas, o los dos recintos termales vecinos que hablan de la pujanza de esta antigua urbe que dominaba los accesos al Pirineo central.

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