Desde el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad se apuesta por el reforzamiento y recuperación, de las poblaciones autóctonas de trucha común mediante la protección de la especie fomentando su captura y suelta así como la repoblación de las aguas donde habita. Las repoblaciones se llevan a cabo con ejemplares de líneas autóctonas, prácticamente una por cada una de las cuencas hidrográficas de cierta entidad que tenemos en Aragón, criados en los centros de piscicultura que gestiona el Gobierno de Aragón.
Las repoblaciones se hacen en su mayor parte mediante huevos embrionados colocados en cajas Vibert biodegradables, de tal forma que “las truchas autóctonas nacen directamente en el tramo de río en el que van a vivir con lo que su adaptación es muy buena desde las primeras etapas de su desarrollo”, tal y como ha explicado el director general de Gestión Forestal, Caza y Pesca, Ángel Berzosa. Con este mismo objetivo de proteger las truchas existentes, “los últimos planes generales de pesca plantean cupos, medidas, cebos y artes muy respetuosos con la especie y potencian la modalidad de pesca más cuidadosa con la conservación de la trucha común que es la pesca en captura y suelta”, ha explicado el director. Además, se han incrementado en gran medida los tramos de agua en los que esta modalidad es la única permitida para la pesca de la trucha.
En las piscifactorías de Planduviar y Pajares, situadas Broto (Huesca) y Albarracín (Teruel) respectivamente el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, cría truchas autóctonas. En la piscifactoría de Planduviar se crían cuatro líneas reproductivas correspondientes a las cuencas de los ríos Aragón, Gállego, Ara-Cinca y Ésera y en la de Los Pajares las líneas de los ríos Guadalaviar-Alfambra, Jiloca-Jalón, Pitarque y Mijares. La trucha autóctona es mucho más difícil de criar que la trucha arcoíris o que la trucha común europea, pero tiene la ventaja de que los ejemplares que se obtienen tienen mejor adaptación a los ríos pirenaicos.
Para conseguir reproductores con pureza genética, es decir no contaminada con genética de trucha europea, se capturan ejemplares adultos mediante pesca eléctrica y se analizan genéticamente. Los reproductores que superan esta fase de pruebas genéticas se separan por cuencas hidrográficas en las piscifactorías del Gobierno de Aragón donde se producen una gran cantidad de huevos de trucha autóctona que se emplean para como reforzamiento de las poblaciones naturales. Para ello se utilizan las llamadas cajas Vibert que son unos cubos cerrados con rendijas en la paredes de un tamaño tal que a través de ellas no pueden salir ni los huevos ni el alevín en sus primeros días tras la eclosión, pero sí cuando el alevín ya ha reabsorbido gran parte de la vesícula vitelina.
La instalación de estas cajas se realiza en ríos con grava y piedra suelta, preferentemente en afluentes tributarios que porten agua de manantial. Estos lugares están libres de avenidas con lo que se evita la colmatación con sedimentos de los huevos y los posteriores fallos en la eclosión.
Los Agentes para la Protección de la Naturaleza entierran las cajas Vibert en la grava, buscando la protección de una piedra pesada para evitar que sean arrastradas por la corriente. Dos semanas después se comprueba el porcentaje de eclosión de los huevos cuya media actual es muy alta, superior al 90%. Con esta técnica se consigue que los alevines nazcan desde un primer momento en el río. Las cajas Vibert que se utilizan están fabricadas con fécula de patata para que en el caso de que sean arrastradas por una avenida de agua y se pierdan se acaben biodegradando sin dejar residuos contaminantes.
En las temporadas 2017 y 2018, y teniendo en cuenta que la temporada de repoblación de 2018 aun no ha terminado, en las cuencas trucheras de la provincia de Huesca se han repoblado un total de 3.080.000 huevos, 415.000 alevines y 500 adultos; en la provincia de Zaragoza con un total de 414.000 huevos, 7.000 alevines y 170 adultos; y en la provincia de Teruel con un total de 670.000 huevos, 19.000 alevines y 400 adultos. El objetivo es reforzar la presencia de trucha autóctona en los tramos medios de los ríos con la finalidad de ir desplazando el gen atlántico que todavía permanece fruto de antiguas repoblaciones realizadas con truchas no autóctonas.
Esta iniciativa se une a la nueva política del Gobierno de Aragón en materia de pesca de la trucha en la que se ha producido un giro conservacionista muy importante, favoreciendo la pesca en régimen de captura y suelta y la utilización de artes de pesca poco lesivas. El fin último es el de aumentar el número de truchas, así como que los pescadores vuelvan a disfrutar de jornadas de pesca satisfactorias, lo que contribuirá a la dinamización de las economías de los municipios ribereños. Por otro lado, modificaciones del plan general de pesca tales como el aumento del periodo de hábil de pesca en la modalidad de captura y suelta de la trucha hasta el 15 de octubre, han buscado desestacionalizar el turismo veraniego, y muestran la preocupación de este Departamento por valorizar y potenciar este recurso y aumentar su impacto sobre las economías ribereñas.