El Museo de la Historia y la Tradición de Graus apuesta por la etnología del siglo XX

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El Museo de la Historia y la Tradición en Casa Paco de Graus prepara ya la apertura de su temporada de 2022 tras un año 2021 cerrado con una importante recuperación de sus actividades y visitas a pesar de los condicionamientos de todo tipo que arrastró la pandemia y que redujo a poco más de cuarenta días las fechas en que pudo estar abierto. Aún así, en estas jornadas recibió cerca de 3.000 visitantes que disfrutaron de la colección permanente de este espacio expositivo y valoraron especialmente la muestra temporal diseñada para conmemorar el 125 aniversario de la llegada de la electricidad a Graus y el 10 aniversario de la inauguración de la reforma del edificio del Museo.
Con este motivo se preparó una exposición temporal muy diferente a las realizadas hasta ese momento con el objetivo de que, basada en estas conmemoraciones, sirviera para avanzar en una nueva propuesta expositiva de cara al futuro. Así lo apunta su director, Eugenio López, para quien los museos etnológicos tienen que dar entrada a un nuevo concepto de etnología «porque –apunta- entendemos que un Museo es una organización viva que tiene que evolucionar con la misma velocidad que la sociedad y además tiene que acercarse a las personas y contar su historia».
Por ello esta apuesta por acercar una etnología del siglo XX raramente divulgada en otros centros similares que se ha visto reforzada por la respuesta que ha tenido en los últimos meses la exposición “La Modernización de la Casa”. «Hemos recibido muchos apoyos y sobre todo excelentes donaciones que han incrementado tanto los objetos expuestos como los fondos del archivo y del almacén de reservas», comenta López recordando que el museo grausino cuenta en la actualidad con un fondo de unos 300 objetos «relacionados con lo que empezamos a llamar “Etnología moderna”, ciñéndonos a elementos que aporten recuerdos y que pudieron ser adquiridos en comercios de proximidad».
Comenta también que las piezas expuestas son objetos que en su día fueron pensados para cubrir unas necesidades concretas; eran productos de consumo relacionados generalmente con el hogar que, al comprarlos, satisfacían unas expectativas de uso durante un tiempo para luego ser abandonados y sustituidos por otros con mayores prestaciones. «Esos objetos, que ya no eran la última moda ni los más modernos, eran a menudo magníficas piezas de ingeniería industrial y con los años, los que consiguieron sobrevivir, pasaron a ser objetos de diseño, catalogados y considerados valiosas piezas de colección. Los encontramos en importantes museos como el MOMA de Nueva York… y también en Graus», explica el director de Casa Paco.
Cerca de un treinta por ciento de los elementos de la exposición citada, que se pretende mantener y aumentar durante el ejercicio de 2022, están catalogados en este ámbito. La evolución de los artefactos utilizados para preparar café, la de las batidoras y robots de cocina, las neveras de hielo –entre ellas una de las últimas incorporaciones a la colección del museo que prestó servicio hace ya un siglo en el balneario de Panticosa-, diversos modelos de cuchillos eléctricos, abrelatas eléctricos, ventiladores, menaje de diversos tipos, un descalcificador de agua de cerámica de principios de los años 50, una heladera eléctrica, varios televisores de tubo y, también, algunos juguetes relacionados con los electrodomésticos forman parte de esta singular exposición que acerca al visitante un mundo muy cercano en el tiempo, en constante evolución tecnológica, pero que se desdibuja a pasos agigantados.
«En este momento, la colección de electrodomésticos que mantiene el Museo de Historia y Tradición de Graus es quizás la más variada de Aragón y posiblemente la segunda más completa de España en cuanto a productos nacionales», apunta López. Por ello, entre los objetivos más inmediatos del centro está el de ampliar otras plantas del recinto de forma que esta exposición pueda pasar de temporal a fija «y permita crear en Graus un nuevo y atractivo referente museístico».
Para ello cuenta con otros elementos que ampliarán el concepto de la Modernización; desde todo lo relacionado con la higiene personal hasta las mejoras relativas a facilitar la preparación de alimentos, la limpieza, el lavado de la ropa, las comunicaciones, el entretenimiento, el confort, hasta llegar a los electrodomésticos más completos, abarcando un periodo comprendido entre las primeras décadas de siglo XX y los años 80.
«Veremos la evolución de muchos objetos que iniciaron el lento avance hacia la modernidad.
En muchas ocasiones, son piezas que al verlas hoy nos provocan una sonrisa por su simplicidad, pero que sin ellas como paso intermedio, no se entenderían la mayoría de electrodomésticos que disponemos hoy y el confort que nos aportan», señala López dejando para el final «un nuevo e ilusionante proyecto en el que estamos trabajando al que hemos denominado “Un mundo interior”».
Relacionado con la mujer de los albores del siglo XX, busca mostrar y conocer mejor ese mundo a menudo ignorado vinculado a lo femenino, especialmente de las clases medias y acomodadas.
Por un lado, se mostrará cómo se pactaban los matrimonios, los capítulos matrimoniales, quienes intervenían, qué cláusulas se firmaban, qué aportaba cada uno de los novios, la dote, la casa, las tradiciones, leyes, normas y costumbres que delimitaban casi todos los aspectos tanto de la vida como de la muerte y que hoy nos pueden parecer increíbles y sorprendentes.
«Por otro lado –abunda el director del centro-, queremos adentrarnos en el universo personal de la mujer para mostrar la historia de las arcas de novia, transformadas con el tiempo en cajoneras, ver los primeros tocadores que llegaron a las casas para facilitar los cuidados estéticos de la mujer.
También conoceremos como era la ropa de la casa: Toallas, sábanas y manteles con texturas y motivos muy diferentes a lo que conocemos y usamos hoy».
La colección profundizará en qué tipo de ropa interior se utilizaba, vestidos de diferentes épocas, también sombreros, foulards, abanicos, bolsos, medias, zapatos, alguna joya, la colonia y los afeites, medicinas, el devocionario, pequeños objetos personales, además de la caja de la costura y el tambor de bordar, junto con un magnífico muestrario de la lencería que con tanto arte llevaban a cabo las mujeres.
«En definitiva –apunta López-, un viaje fascinante al pasado para conocer y descubrir un poco como era el mundo de nuestras abuelas en sus tiempos, tiempos nada fáciles que afortunadamente han cambiado a mejor».
El Museo puede visitarse ahora con cita previa y estará abierto al público en general a partir de las próximas fechas de Semana Santa.

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