Estirarse es una necesidad diaria desde el momento que una persona ha dejado de crecer de modo natural, entre los quince y los dieciocho años, pues a partir de ese momento, debido a la presión ejercida por la fuerza gravitatoria del planeta, todas las personas se acortan en torno a un centímetro y medio al día, lo que en buena medida se recupera después de descansar y dormir el tiempo requerido.
En la medida que al cuerpo se le somete a esfuerzos continuados (caminar, correr, ir bicicleta o levantar pesos) la necesidad de estirarse aumenta proporcionalmente, ya que las cadenas musculares se comprimen, no solo por la presión gravitatoria, sino además aumentada por el esfuerzo adicional realizado. Es por esto que los deportistas se comprimen mucho más y por ello suelen estirar mucho más que el resto de la población. De manera que resulta necesario estirarse todos los días, pero caso de practicar algún deporte se necesita además estirar después de haberse restaurado de la práctica realizada.
Realizar estiramientos naturales, aquellos que solicita el propio cuerpo sin necesidad de pensar en ello, por ejemplo, cuando se estiran los brazos y las piernas perezosamente al levantarse de una siesta o cuando se está mucho tiempo sentado y se percibe cansancio suelen aparecer ganas casi irrefrenables de estirar los brazos, que es lo más natural y sencillo a lo que puede recurrir una persona de cualquier edad y condición física.
Los estiramientos naturales son aquellos que realiza un bebé al despertarse cuando está comido, descansado y limpio o bien los que realiza un gato o un perro siempre que se incorporan. Se pueden realizar desde la postura bípeda, estando de pie, desde la postura sentada, sobre el suelo o en una silla, pero el modo más natural, seguro y sencillo es estirarse en el suelo en cualquier postura, aquella que solicite el cuerpo en un momento determinado.
Los humanos ya muy civilizados tienen la tendencia a repetir los estiramientos todos los días como si fueran autómatas o bien a realizar los mismos todas las personas, sin tener en cuenta que cada ser humano tiene diferentes necesidades y que cada día las necesidades de las personas varían.
El modo más fácil de realizar estiramientos naturales adaptados a las propias necesidades, es tratando de explorar en el propio cuerpo qué tipo de estiramientos resultan más eficaces y gratificantes en un momento dado del día, sin pensar en ello, por tanteo experimental, procurando no repetir aquellos que se hacen habitualmente sino buscando mejores alternativas, puesto que se trata de un conocimiento que poseen todas las personas, pues aunque no lo crean, los bebés recién nacidos muestran millones de veces que lo hacen sin que aún nadie les haya enseñado a hacerlo de otra manera, adaptándose perfectamente a las necesidades que de estirarse tienen en un momento determinado, sin estar sometidos aún a la presión gravitatoria ni a esfuerzo alguno.
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