Estudió para administrativa, pero su pasión siempre ha sido la imagen, la publicidad, desde pequeña ya le encantaba la televisión… así que trabajó durante diez años para poder pagarse el Grado Superior de Fotografía. Cumplía su sueño, montó el estudio en el que ha encontrado una forma especial de retratar las emociones a través de los recién nacidos. Un trabajo del que disfruta y en el que se nota su sensibilidad.

– Ser fotógrafa de recién nacidos no debe ser nada fácil…
Es un trabajo muy especial para el que se requiere técnica, sensibilidad, paciencia, la confianza de los padres… Ten en cuenta que una sesión puede durar perfectamente alrededor de cuatro horas, aunque es impredecible porque el tiempo real lo marca el bebé.

– Y en ese tiempo. ¿Quién está más nervioso? La fotógrafa, los padres, la modelo…
– El padre suele ser el que se pone siempre más nervioso. Hay veces que cuando es el primero hijo o hija les da miedo hasta cogerlo. Hay que tener en cuenta que esas fotos de recién nacidos se hacen en los 15 primeros días de vida del bebé.

– ¿Por qué fotografías de bebés?
– Cuando puse en marcha el estudio fotográfico busqué un hueco de mercado en el que no hubiera nadie. Así que opté por las fotografías de recién nacidos.

– Pero para eso se necesita tener un don especial. Que te dejen un recién nacido no es fácil…
– Desde la sensibilidad soy capaz de entender la emotividad de esos instantes en los que unos padres te dejan a su bebé para hacer una sesión de fotos que muestre toda la ternura del momento. La sesión fotográfica se convierte también en un momento emocionante. Ten en cuenta que los padres y el bebé están en un momento muy especial, después del parto, los primeros días, la novedad…

– Para ser capaz de retratar esos momentos ¿Qué hay que sentir?
Me encanta capturar los momentos cotidianos de la vida, la conexión entre las personas, la belleza natural, los gestos espontáneos, la mirada y la complicidad de las familias. Por eso mi fotografía es natural, sin grandes artificios para que se vean las emociones.

– Pero no todo son bebés…
Esa es una faceta, me gustan las conexiones entre las personas. Y entre esas conexiones hay unas que son muy especiales, las de los abuelos y abuelas con sus nietos y nietas.  En momentos cotidianos o en estudio. Son relaciones muy entrañables entre personas con una gran experiencia en la vida y los más pequeños que empiezan a vivirla. Pero a lo largo de la vida hay momentos que hacen a las personas todavía más especiales. El embarazo, los primeros meses de vida, la familia. Y también –como no– bodas, bautizos y comuniones.

– Ahora que todo el mundo tiene ya una cámara en el teléfono esto de hacer fotos y cobrarlas ¿Es más complicado?
Los fotógrafos seguimos aportando valor con nuestro trabajo. Detrás de cada fotografía hay, además de una toma, un importante trabajo de edición, de encontrar las imágenes perfectas para narrar una historia. De establecer una relación de confianza con las personas a las que vas a fotografiar.

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