José Huerva conoce los problemas de la iglesia de Torres del Obispo

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El ecónomo de la diócesis Barbastro-Monzón, José Huerva, visitaba este miércoles Torres del Obispo para conocer de primera mano el estado de la torre y de las cubiertas de la iglesia parroquial que presentan una alarmante situación que hacen necesaria una urgente actuación.
Estuvo acompañado en esta visita por el párroco local, Antonio Plaza, por la concejal grausina María Jesús Costa y por el aparejador municipal Juan Antonio de Mur. Después de ver con ellos los problemas estructurales de la torre y las humedades que deja pasar la cubierta de la iglesia, Huerva coincidió con sus acompañantes en reconocer el preocupante estado de ambas estructuras. Constató que en la  la singular torre del templo las grandes grietas existentes han experimentado en los últimos tiempos un evidente desplazamiento y que la cubierta de la iglesia  presenta numerosas goteras que hacen imprescindible que se acometan los trabajos para evitar su ruina.
El ecónomo comentó que el obispado no dispone ya de recursos en el ejercicio de 2016 para acometer las obras necesarias para rehabilitar el conjunto aunque apuntó la posibilidad de hacer unos trabajos de urgencia en el tejado para eliminar las humedades más graves. Y mostró su esperanza de poder incluir la rehabilitación de la torre en los presupuestos de 2017 si encuentra el apoyo de las distintas administraciones públicas.
Otro aspecto que valoraron los presentes fue la necesidad de poner remedio a la invasión de palomas que sufren la torre y la techumbre de la iglesia que, además de generar un problema de acumulación de deyecciones en todo el entorno, agravan los problermas estructurales del conjunto al remover las tejas e incrementar las goteras. La colocación de mallas y pinchos para disuadir a las aves fue la solución que se pretende poner en práctica cuanto antes.
«Ha sido una visita satisfactoria porque han visto el problema y se han cerciorado de la gravedad del problema», comenta Adolfo Burrel, el alcalde pedáneo de Torres del Obispo, quien hace ya unas semanas que dio la voz de alarma al comprobar cómo los testigos colocados en la torre en abril de 2012 para vigilar la situación de las grietas se habían desplazado considerablemente.
Días después, la Dirección General de Vivienda y Rehabilitación del Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón enviaba a un técnico para comprobar el alcance de los daños en una estructura que, aunque no parece presentar un peligro de ruina inminente, puede colapsar en cualquier momento y caer sobre las viviendas habitadas que se encuentran en sus alrededores.

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