Gloria Solanilla, cofrade de la Cofradía de la Soledad y la Magdalena y su primera priora tras su recuperación hace ya tres décadas, fue este año la pregonera de la Semana Santa y abrió con su sentido discurso del pasado sábado un amplio programa de actividades religiosas en la villa ribagorzana donde, tras la celebración del Domingo de Ramos, se retoma el programa la noche de este miércoles con la singular procesión de las Beatas o del “Farolé”, un Vía Crucis de especiales características que ha relanzado en las tres últimas décadas las conmemoraciones pascuales grausinas y que este año se presenta con la novedad de su salida desde la Plaza de San Miguel y no desde la basílica de La Peña como suele ser habitual.
En puridad, esta salida desde la Plaza de San Miguel no es una novedad ya que el año pasado el desfile procesional partía también desde aquí aunque entonces lo hizo obligado por el colapso, unos días antes, del camino de acceso a la Basílica que impedía llegar hasta ella. El camino se ha recuperado, pero los organizadores han decidido mantener este año el recorrido de 2017 para esta procesión que se iniciará a las nueve de la noche y, tras atravesar el Portal del Jabonero, ir por la Calle del Prior hacia el Barrichós y volver desde allí por la Calle Mayor, las Pueblas Bajas hacia el Portal de Linés, la Calle del Barranco, finalizará de nuevo en la Plaza de San Miguel.
Un recorrido algo más corto que el tradicional, lo que ya el año pasado obligó a variar un tanto las distintas estaciones del Vía Crucis. Como siempre que se celebra con el horario de verano, la procesión saldrá a las nueve de la noche buscando esa oscuridad necesaria para el recogimiento que requiere este Vía Crucis de Miércoles Santo que recibe sus nombres de procesión de las beatas o del “farolé” del hecho de que históricamente haya sido protagonizada por mujeres y niños que realizan el recorrido en un ambiente de honda devoción y recogimiento acompañados por las luces titilantes de los farolillos que rompen tenuemente la oscuridad que acompaña su marcha por las calles de Graus.
Históricamente ésta era en Graus la procesión femenina mientras que la del Viernes Santo solía tener una mayor presencia masculina y, aunque ahora la división no es tan concluyente, el protagonismo femenino sigue siendo una de las características más singulares de este cortejo procesional que recrea la agonía de Jesús camino del Calvario.
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