Lanaja, un territorio vital, lleno de energía

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Lanaja es un municipio que se impulsa en su gran pasado histórico para dar respuesta a los retos del futuro. Una sociedad  inquieta, que busca siempre mejorar, proponiendo nuevas soluciones que faciliten la vida a todos sus habitantes. Un territorio vital, lleno de energía, incansable en sus esfuerzos por avanzar, por progresar.

El carácter emprendedor de sus gentes define a esta población. Implica su afán por descubrir y explorar siempre nuevos caminos, en sus actividades diarias, en sus negocios, y en general, en sus vidas sin tener en cuenta los obstáculos o dificultades que surjan, apostando  firmemente por hacer realidad los sueños y proyectos de sus habitantes, poniendo a su disposición los recursos y medios necesarios, porque la Villa de Lanaja, con 1100 habitantes en su núcleo urbano, a los que se suman otros 400 de las pedanías de Cantalobos y Orillena, no cesan de crear proyectos, ideas, negocios… todos tienen cabida y son bien recibidos. El carácter abierto de sus gentes e instituciones convierten a este municipio en un conjunto sin prejuicios, sincera, accesible y dialogante…donde más allá del concepto de la responsabilidad y de la solidaridad está el del compromiso. Un compromiso que se caracteriza por su carácter duradero en el tiempo. Una comunidad que persevera en ayudar y colaborar con sus gentes y que se encuentra realmente comprometida con el crecimiento y la mejora de su territorio.

Historia

El 22 de noviembre de 1212, el rey Pedro II firmó en Zaragoza un documento que delimitaba de modo oficial y seguramente por primera vez en la Historia el término municipal de Lanaja, villa que acababa de entregar al monasterio de Sigena. En el documento, escrito en latín, lengua oficial de las cancillerías cristianas europeas de la época, hay algunas cosas curiosas, sobre todo en lo que se refiere a la toponimia. Así por ejemplo Lanaja es «La Naggia», y se nombran «Sexena» (Sigena). Se mencionan como lugares relacionados con el término municipal najino sitios que seguramente hoy tienen otras denominaciones: el valle de Santa María, el camino de los Azirons, valle Potritam, Penaloza, Monte Calvo y Cabeza de Ladrones.

En el siglo XIX Lanaja sufrió las correrías de los carlistas y de varias partidas de bandoleros, y fue en su término municipal donde abatieron al célebre bandolero Mariano Gavín Suñén «Cucaracha», tiroteado por la Guardia Civil tras haber sido envenenado junto con cuatro compañeros más de su banda en la aldea de Peñalbeta.

Repasando el libro “Lanaja, la vida en un pueblo de Monegros antes de los regadíos”, de Ramón Lasaosa Susín, se puede apreciar la cultura material de los modos de vida y trabajo de sus habitantes hasta los primeros años del siglo XX, así como la historia de la marcha de las Canalistas en febrero de 1915, que marcó la historia de este pueblo, representada en la actualidad con un monumento en la Plaza Mayor y una interesante exposición con documentación y audiovisuales en la Biblioteca.

También tuvo su protagonismo durante los primeros días de la sublevación militar de julio de 1936, Lanaja sufrió duros bombardeos por parte de la aviación franquista, que produjeron varios muertos entre la población civil. La ruptura del frente de Aragón provocó el éxodo de una parte de la población hacia Cataluña. Al ser ocupada la villa por las tropas rebeldes se desencadenó sobre los najinos una brutal represión, que produjo un número indeterminado pero en todo caso alto de asesinados y represaliados y se prolongó durante los años de la postguerra, creando un clima de miedo y silencio en torno a estos hechos que perduró durante décadas.

Asimismo, cabe destacar la gran actividad cultural que existe en esta localidad, donde más de veinte asociaciones no cesan de esforzarse para mantener sus tradiciones, recuperar su historia y dejar un legado importante a las futuras generaciones. Entre todos estos colectivos, la Asociación Cultural Despertad publica una revista donde difunde las noticias más relevantes, la Asociación Santa Agueda ha promovido la historia de las Canalistas, y escritores, investigadores y estudiosos de la Villa, como los pintores Cabañuz, José Luís Condón, Macario Andreu, Toni Ferrer y Maria Buil, así como la escritora Cristina Grande, entre otros, contribuyen día a día a revitalizar la vida cultural de Lanaja.

Otras representaciones tradicionales y culturales de Lanaja son el Grupo de Dance, formado por 20 personas, aunque más de 40 conforman el colectivo, la formación musical Grupo Folklórico Castillo de Montoro.

Por último, no se puede olvidar el ‘Desafío del hombre contra el caballo’, una carrera muy singular y prácticamente única en el mundo es la que acoge la localidad monegrina en el marco de sus fiestas de San Mateo. Se trata de un desafío que fija sus raíces en una apuesta que realizaron el alcalde y el médico de Lanaja en el año 1950, en una época de grandes atletas aragoneses y en la que no podían faltar en ninguna fiesta de pueblo las populares carreras de pollos, como explica el escritor Celedonio García.

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