Por Ana Pascual
Los Titiriteros de Binéfar han llevado su trabajo, risa y diversión por todo el mundo durante los últimos 40 años. Paco y Pilar, sus creadores, nos cuentan cómo es su trabajo, sus planes de futuro y, por supuesto, ese lugar especial ubicado en Abizanda.

¿Cómo comenzaron los Titiriteros de Binéfar?

Paco: Comenzamos hace 40 años haciendo funciones en Selgua, Monzón, Binaced, Valcarca, Conchel, etc… donde cobrábamos cinco mil pesetas y la comida. Yo había hecho títeres con Gerardo de San Esteban de Litera al que ayudaba en el Salón Parroquial de Binéfar y fue entonces cuando me entró el gusanillo de los títeres. Yo pasé esta afición a Pilar y juntos la hemos trasladado a nuestras hijas.

¿Os acordáis de la primera función juntos?

Pilar: La primera no profesional fue en La Fuliola. Los dos estudiamos Magisterio en Lérida lo que nos hizo estar muy unidos con la renovación pedagógica y la expresión corporal, además cocimos a gente haciendo campamentos y uno de ellos nos llamó para hacer una función en las fiestas de su pueblo. Fue una sesión de tarde donde ya mezclábamos los títeres con la música y la magia.

¿Qué es lo más difícil en este oficio?

Paco: Lo más difícil es respetar de verdad a los niños. Hay que pensar que no vale cualquier cosa y tratarlos con sensibilidad e inteligencia, convertir lo que puede parecer una cosa superficial en oficio. Lo que nos ha sorprendido muy gratamente es que nos hemos dado cuenta de que a los binefarenses les gusta ser vecinos de los titiriteros, les gusta vernos actuar de vez en cuando, se sienten orgullosos de nosotros… Ese reconocimiento de los vecinos es muy gratificante.

¿Tenéis alguna función especial o que recordéis con especial emoción?

Pilar: Una sola no, muchas, nos gusta mucho actuar en pueblos pequeños donde niños, padres y abuelos acuden a la función. Vemos como los de una generación a otra se explican guiños y comentan. Para nosotros es toda una inmersión, a veces nos quedamos a cenar y tenemos un trato más cercano, los conocemos.

Hablando de nuestro paso por diferentes países podemos destacar las actuaciones en orfanatos de la India donde comprobamos como se entiende el lenguaje universal de los títeres o en Japón donde estuvimos con niños que habían sufrido terremoto.

Paco: Siempre decimos que la mejor función será la próxima. A veces una función es muy especial y tu no lo sabes como nos pasó en Estados Unidos donde nos vio la viuda de Jim Henson (creador de The Muppets) y nos montó una gira por Nueva York, Washington, Atlanta, Ohio…

Pilar: También recuerdo una función escolar en Huesca en la que al terminar los niños nos contaron que un compañero sordomudo había emitido algunos sonidos emocionado por el espectáculo. “Pepe ha hablado”, decían sus compañeros.

¿En qué estáis trabajando ahora?

Paco: Una de las características de la empresa es que no hacemos solo títeres, usamos también sombras, cabezudos, gigantes, hacemos discos.. Ahora estamos preparando el noveno que precisamente tiene relación con el 40 aniversario pues recordaremos canciones desde el principio de nuestra trayectoria. También este año queremos sacar un libro de juegos con títeres.

¿Cuántos títeres tenéis?

Paco: En total debemos tener unos cinco mil títeres de diferentes países y diversas técnicas. Tenemos algunas piezas muy interesantes de América Latina, Estados Unidos, Francia, Alemania, Vietnam, etc… Hace poco hicimos una exposición en Santillana de Mar sobre los títeres en España. Y hablando de números, en Pirineos Sur el próximo 22 de julio cumpliremos las 10.000 funciones desde que comenzamos, también hemos visitado 40 países.

¿Os habéis apuesto alguna fecha de jubilación tras estos 40 años de profesión?

Paco: Pilar sigue actuando, y lleva más la dirección artística de Abizanda y la gestión, mientras que yo he dirigido también a otras compañías. No pensamos en jubilarnos, ahora es más cómodo para nosotros ya que elegimos en qué queremos trabajar y dejamos el trabajo más duro e ingrato para los más jóvenes.

Pilar: Es como una especie de adicción al escenario y al público, esa sonrisa o ese suspiro de los niños es muy difícil prescindir de él, te encuentras con esa necesidad de establecer ese vínculo con el espectador y con la recompensa, que en este caso es inmediata y te llena de energía.

¿Qué nos podéis contar sobre la Casa de los títeres de Abizanda?

Pilar: Pensando en buscar un espacio especial encontramos una casa en Abizanda en el Sobrarbe que compramos para convertirla en teatro, museo, residencia y vivienda. Allí tenemos gran parte de los títeres que hemos ido encontrando por el mundo. La función comienza con el pregón donde convocamos a todos en la puerta, después el propio espectáculo y tras él los juegos en la era. Es una experiencia muy especial que dura un par de horas donde padres e hijos juegan con títeres y máscaras. Las funciones se llevan a cabo algunos fines de semana de julio y todo el mes de agosto, especialmente este año, como parte del aniversario, tendremos el último fin de semana de julio un festival de titiriteros de Aragón. Además también solemos tener actuaciones para puentes, navidades, etc. Todo el mundo dice que asistir a una función en Abizanda es algo muy especial.

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