Por Ana Pascual
La XXVI edición del festival Castillo de Aínsa concluyó con un equipo satisfecho de haber convertido la localidad en el epicentro de una explosión cultural durante cuatro intensos días; y haber conseguido, con una programación cuidada, multidisciplinar, de calidad y pensada para el disfrute de un público amplio y variado, un gran éxito de asistencia.
¿Cuál ha sido el balance general de esta nueva edición?
En general muy positivo la verdad, creo que estamos empezando a consolidar un nuevo modelo de festival en el que intentamos no olvidar la trayectoria del proyecto y adaptarlo a las nuevas realidades tanto a nivel presupuestario como de festivales pirenaicos y el papel que Ainsa puede jugar. Desde Territorio éramos muy conscientes el año pasado, cuando nos hicimos cargo por primera vez de la gestión del festival que era un proyecto con un bagaje que no podíamos dejar de lado, no consideramos en ningún momento una propuesta de ruptura pero si de adaptación y creo que los planteamientos que se barajaron están empezando a dar sus frutos. A nivel de público hemos conseguido mantener las mismas cifras que en la edición pasada en un fin de semana que se esperaba de menor afluencia debido al cambio de fechas. Evidentemente hay mejoras que realizar y algunos cambios que se están planteando de cara al año que viene pero en general sólo podemos sentirnos felices por el resultado de esta edición, con una programación que hemos hecho de forma conjunta con los Titiriteros de Binéfar que ha estado a la altura de las expectativas.
¿Cuáles han sido las actividades más populares?
Ha habido varias, desde el pasacalles de Los Titiriteros a algunos conciertos de tarde como el de Sandra Bernardo. En general la programación para público familiar está funcionando muy bien y también las propuestas musicales en la plaza Mayor y los bailes en la plaza de San to Domingo. Como algunos de los momentos más memorables tenemos los conciertos de Mariano Casanova en el pórtico del festival que realizamos en Arcusa o la Actuación de El Twanguero el jueves en la plaza Mayor.
La actuación de Albert Pla fue recibida de forma polémica, ¿cómo resultó al final?
Lo cierto es que resulto incluso mejor de lo que estaba previsto, fue una actuación muy potente a medio camino entre un concierto y una obra de teatro. Nosotros hemos vivido muy ajenos a la polémica ya que nos fijamos única y exclusivamente en su trabajo artístico, del cual nos sentimos muy próximos tanto en cuanto a la temática como a la puesta en escena. Albert pasó unos días entre nosotros, llegó el jueves con su familia y pudo conocer en primera persona los encantos de la zona, lo cual nos vino muy bien para conocer a la persona que hay detrás del “personaje”.
Este año el festival ha centrado parte de su programación en el folk, ¿que feedback ha habido por parte del público?
Muy buena, hemos mantenido un programa de bailes que ya venía de ediciones anteriores y creemos que debemos seguir haciéndolo. El folk, o las músicas de raíz tradicional van a seguir marcando el ritmo del Festival Castillo de Aínsa en la medida que no podemos olvidar de dónde venimos ni dónde estamos.
Cuéntanos cómo fue el homenaje a Biello Sobrarbe, debió ser emocionante recibir a una formación con tanta historia….
Lo fue. Emocionante y emotivo. Fue un acto sencillo que hicimos con cero presupuesto pero que nos dejó muy buen sabor de boca al poder unir en un mismo espacio un grupo tan nutrido de personas de varias generaciones pero que siguen con la ilusión del primer día por la recuperación y mantenimiento de las tradiciones del pirineo.
La labor de los voluntarios es imprescindible ¿no?
Sin ninguna duda, quizás no lo es tando a nivel organizativo como de proyecto. Me explico: una de las líneas estratégicas que desde Territorio nos marcamos al emprender la gestión del Festival fue que debíamos hacer más participes a los ansietanos. Establecer vínculos con la población y poco a poco intentar que el Festival se viviera como algo propio. En este sentido es muy importante poder contar con personas a las que a priori les interesa saber un poquito más cómo se desarrollan todas la labores de producción, trato con los artistas, comunicación, etc. Este año hemos podido contar con un grupito pequeño pero muy comprometido que esperamos el año que viene pueda seguir con nosotros.
¿Qué mejoras tenéis previstas para el año que viene?
De cara al año que viene hemos plateado ya algunos cambios en cuanto a horarios y emplazamientos, tenemos que ajustar mejor los tiempos y aprender el recorrido del sol a cada hora del día para intentar que el público y los artistas se sientan más cómodos. También en la comunicación se han planteado algunas mejoras y por último queremos darle una vuelta al uso del propio castillo y su relación con el festival.