El Casino de Huesca fue el lugar elegido por la Asociación Aveletra para presentar en su entorno literario a la escritora Maria Díaz Bello y su último libro «A Cara o Cruz». Una edición, a caballo entre la poesía y la prosa que se enmarca como Rara avis por la editorial El Gato Negro.
Llegó María Díaz al vermú literario en el Casino dispuesta a hacer saltar la banca emocional de los presentes. Y lo cierto es que los intervinientes no defraudaron. Miguel Angel de Uña, por parte de los organizadores, cerró el acto con una reflexión personal en la que aseguró que en algún momento de la presentación se había dejado transportar a la época de Platón y que tras la experiencia vivida, seguramente todos «nos sentimos un poquito mejor». Irene Díaz, subió los decibelios emocionales con una introducción poética que dejó a los asistentes expectantes ante lo que se les venía encima. Sus preguntas animaron a la autora a transitar desde el estoicismo contemporáneo al amor romántico, sin dejar de lado aquellas emociones que forman parte de su ser más profundo y que han sido la brújula para su libro.
Para María Díaz, «la poesía es un pequeño duende que nos acompaña todos los días y está aquí entre nosotros. No tenemos que buscarla en hecho extraordinarios». Un duende que te sorprende en un viaje en el tranvía cruzando una mirada inspiradora, que encuentras en las situaciones cotidianas familiares con sus hijos, de los que dijo que eran su cara y también su cruz. «Lo cotidiano es lo que al final sucede, es la vida. Y es en la vida donde nos encontramos con personas que van tejiendo nuestro pequeño mosaico emocional. Llegan también a través de los libros o la literatura, el arte o un cuadro».
Su primer poemario Los versos no se olvidan del amor, tiene en cierto modo continuidad en este nuevo libro completado con una prosa fresca que nos lleva a situaciones cotidianas. A descubrir héroes cercanos a través de sus palabras y experiencias. En todo ello, como argamasa, el amor. «El amor es una de las experiencias más transformadoras que tenemos las personas y una oportunidad para el autoconocimiento. Pero también el desamor lo es. Porque cuando llega el desamor, cuando llega la soledad, cuando llega ese querer morirse porque esa persona se ha marchado de tu vida y además te ha destrozado, te ha dejado devastada la autoestima. Ahí es donde vas a estar tu, más que nunca. El amor nos deja ver quienes queremos ser y quienes somos en realidad».
A Cara o Cruz es una mochila emocional de la que tomar las pequeñas decisiones y experiencias de la autora. Aunque una de las mejores definiciones del libro, la hizo Irene Díaz en una de sus preguntas: «Muchas personas se toman esa cruz de manera derrotista, de manera triste. Caemos en un pozo, en la oscuridad, en el hoyo. Tú, sin embargo, le das una vueltecita a todo esto y le das un toque de resiliencia. Esperanza de aprendizaje».
Junto a la poesía y a las confesiones de escritora, brilló la voz y la música de Chema Bello, el último trovador aragonés que sigue subido a un escenario. Lo temas que interpretó tenían relación e inspiración en el libro de María Díaz.