Por Lola García Casanova
Marta Armingol, de La Cartuja de Los Monegros, me recibe durante un receso en el instituto en el que trabaja. Atrás ha quedado casi una década dedicada a la banca-un sector con poco espacio para la imaginación-afirma- Todo parece indicar que se encuentra en un momento de inflexión como escritora se ha dado a conocer ganando el premio al relato monegrino en el certamen «Tierra de Monegros».
Habla del proceso de creación literaria con respeto, con saber, con hondura. No es pasión de un día, no es capricho. Ahora que sabemos su nombre, seguiremos esperando sus palabras.

Enhorabuena, ¿cómo ha vivido ganar el premio al mejor relato monegrino en el certamen “Tierra de Monegros” y ser y vivir en Los Monegros?

Impactante. La gente te reconoce por la calle y te dicen… ¡no te conocía! Pues no, no salgo mucho. Ha sucedido algo así como cuando gana la selección española, es reconfortante que, en cierta manera, la gente se haya podido sentir un poco ganadora con mi premio y creo que se debe a que vivo en Los Monegros.

¿Por qué se presentó?

Me apetecía y valoro mucho la calidad del jurado del certamen. Un jurado que asegura calidad y haber pasado su examen me llena de satisfacción. Era el espaldarazo que necesitaba.

¿Cómo se gestó “Los gatos no tienen dueño”?

Yo hasta ese relato escribía desde dentro del castillo, desde lo mío, desde lo vivido. Pero no es solo que en este relato la primera persona no funcionase, es que necesitaba escribir algo que fuera ficción aunque, indudablemente, tuviese partes de y lo reescribí. Escribir desde la distancia te permite más licencias. Cuento la historia de una vuelta, de una mujer que tras muchas expectativas puestas en Madrid decide dar marcha atrás y volver a casa, a Los Monegros. Reconocer que se ha equivocado la transforma en una persona más fuerte.

Y ahora a darlo a conocer…

Me han llamado de Sena y Bujaraloz y espero ir pronto. Además, acudiré a Binéfar con el documental “Las sin sombrero” que ya se presentó en la apertura del Curso de Adultos de Los Monegros. La decisión de participar en este acto es anterior a haber ganado el premio.

¿Se siente autorizada para hablar de las mujeres de la Generación del 27?

No desde un punto de vista teórico. Pretendo darlas a conocer. Ayudar a descubrir puntos ciegos de la historia y de la literatura. Romper silencios, ese es mi grano de arena. Por ejemplo, recomiendo leer “Tea Rooms. Mujeres Obreras” de Luisa Carnés porque la buena literatura deja testimonio de una época.

Como lectora, ¿qué autores prefiere?

Admiro profundamente a Marguerite Durás. En general me gustan los libros donde se trabaja la simbología y autores con lenguaje propio. Una novela que carezca de lenguaje no es una buena novela, bajo mi punto de vista. Puedo dar títulos como “Opiniones de un payaso” de Böll o “Seda” de Baricco. También leo poesía ¡me encanta cómo se crean las imágenes!

Estudió Administración y Dirección de Empresas.

Filología o Periodismo entraban en la terna. Sin embargo, opino que cuando decides estudiar con la razón, y vivir de ello siempre queda tiempo para defender el corazón. Y yo escribo siempre, a veces hay que vencer la pereza, pero ese monstruito que me empuja a escribir es imposible de acallar.

Ahora se ha convertido en un personaje público…

Un poco… ¡y espero que llegue el invierno para encerrarme a trabajar sobre mi segunda novela!

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