Raul Usieto Aquilué, más conocido como Pecker, es un músico oscense que lleva desde los años 80, cuando apenas era un adolescente, viviendo y trabajando para cumplir su sueño de dedicarse a la música. Estudió Imagen y Fotografía, y se buscó la manera de ganarse la vida en diferentes oficios, y mudando por varias ciudades. Ahora con 45 años, ya padre de familia, ese sueño se ha hecho realidad, y además viviendo de nuevo en casa, en Nueno. Ha recorrido escenarios de toda España, y gran parte del mundo, colaborando con proyectos y artistas muy variados. Sus dos últimas creaciones son su disco “El incendio perfecto”, el noveno bajo su pseudónimo, Pecker, y la canción Azul y Grana, en colaboración con la SD Huesca por su ascenso. (Fotografía: Ana Escario)

Por Alfonso Sanz

Vamos a empezar por el final, ¿Qué tal está funcionando con el público el nuevo disco?

Está yendo genial. Ya empezó muy bien el proyecto con el crowfounding, una iniciativa que consiste en recoger dinero a través de Internet para participar como mecenas. A ellos ya les gustó cuando lo tuvieron, y eso fue maravilloso. Ahora estamos en la hora de la verdad, ante el público, y está funcionando bien. Creo mucho en las canciones para transmitir cosas, las he compuesto con mucha honestidad y están llegando a la gente. Ha habido algunos cambios estilísticos respecto a anteriores trabajos, pero han sido bien recibidos. El 22 de septiembre tendré mi siguiente actuación, en las Fiestas de Monzón.

¿Cómo ha sido el proceso de componer la canción del ascenso de la SD Huesca?

Yo soy sobre todo fan de los emociones. Y todo lo que he visto durante este año que provoca el Huesca, es lo que he querido reflejar en este tema. Me he fijado mucho en la afición estos meses. Yo era de los que he ido a ver partidos en 3ª y en 2ªB, y ver lo que se estaba consiguiendo, y sentirnos parte de eso, toda la provincia, es de lo que trata Azul y Grana.

¿Cuándo echa la vista atrás y se ve queriendo dedicarse de adolescente a la música, que se le pasa por la cabeza, cambiaría algo de lo que ha vivido?

Ha sido un camino complicado, duro y de mucho trabajo. En 2003 yo vivía en Madrid, y fue un momento mágico cuando firmé mi primer contrato con una discográfica. Yo había estudiado Imagen y Fotografía, y trabajaba en ese momento en ese sector, pero no me gustaba, de hecho cuando lo dejé definitivamente por la música, ya no tuve ni cámara, me dediqué a acumular guitarras. Si no llego a ser músico, habría dejado también ese oficio de fotógrafo, lo que me gusta es expresar, habría tratado por ejemplo de ser escritor. El balance de estos años es alucinante, me ha dado cosas muy bonitas la música. Es complicado llegar, pero pienso que todavía es más difícil mantenerse. Pero quiero más, tengo muchas ganas de seguir, ojalá pudiera tocar mucho más cada año.

Después de una vida bastante nómada, vuelve a estar en casa, ¿trabajar desde Nueno a todo el planeta es posible?

Totalmente, soy de Huesca capital, pero llevo ya diez años viviendo en Nueno Quizá en un momento de tu carrera es importante estar en Madrid o Barcelona, pero luego puedes estar en contacto con cualquier punto desde donde quieras. Yo he tocado en Boston, en Miami, en Nueva York, he estado de gira con un Festival por gran parte de Estados Unidos. Con la DPH hicimos un proyecto muy bonito en Marruecos. He estado por toda España. Ese contacto con público muy diferente me ha hecho darme cuenta que lo que queremos todos, público y cantante, es disfrutar, independientemente de donde sean. Es verdad que en algunos sitios hay demasiados prejuicios con quien va a tocar. En África no había ninguno.

¿La vida del músico cuanto tiene del mito de sexo, drogas, y rock&roll?

Creo que es un mito que se forjó primero en Estados Unidos en los 60 y 70, y luego en España con la Movida en los 80. Evidentemente en los backstages te lo pasas bien, y te apetece tomarte unas copas con otros compañeros de escenario. Pero este es un trabajo con muchas horas de dedicación y sacrificio, y lo veo en mí, y en otros grupos con los que coincido. Yo por ejemplo llevo un horario de oficinista, compongo por la mañana de 8 a 3. Luego por la tarde ya dedicar tiempo a mi hijo, mi mujer, la familia y otras cosas. En el mundo de la música, como en todos los trabajos, intentamos pasarlo muy bien, pero hace falta mucha dedicación. No es el esfuerzo solo de una hora encima del escenario, detrás hay muchísimo más.

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