Expresando un sentir general entre los habitantes de la zona, el párroco de la ex catedral de Roda de Isábena, mosen Aurelio Ricou, ha reclamado la vuelta del tapiz de la Virgen y de San Vicente al templo rotense de donde fue robado la noche del 6 al 7 de diciembre de 1979 y que, localizado en Houston y recuperado tras un largo proceso en 2012 por el Ministerio de Cultura, permanece en depósito en el Museo Provincial de Huesca desde abril de 2014.
Tres años después, el párroco y otros muchos vecinos de Roda no acaban de entender que el tapiz no regrese al lugar para el que fue creado. «Pensamos que no es justificable que esté en el Museo Provincial; allí tienen suficientes obras de notable categoría y el tapiz -que ciertamente es muy bonito, muy precioso- no aporta una gran cosa a la colección museística mientras que en la catedral volvería a recuperar su pleno significado artístico y religioso», sostiene Ricou quien espera que su vuelta sea una realidad «más pronto que tarde» no obstante confesar sentirse «un poco perdido» personalmente en esta reivindicación y reclamar en ella una mayor implicación de la diócesis de Barbastro-Monzón y de las gentes ribagorzanas.
Entiende que el propio tapiz “pide” realmente estar en el sitio para el que fue creado, «en su sitio, en su casa, en su origen…» ya que él están representados los personajes históricos más importantes relacionados con la catedral y con el obispado de Roda de Isábena «como son San Valero, San Vicente y San Ramón», y considera que en este templo volvería a recuperar su verdadera esencia e identidad. Y solicita que la administración ponga fin al “silencio administrativo” y que fije las condiciones necesarias «de seguridad o de mantenimiento» que garanticen su regreso para que puedan ser estudiadas y aplicadas.
Joaquín Montanuy, alcalde del municipio de Isábena en el que se integra Roda, subraya igualmente que la catedral rotense es el emplazamiento «lógico» para el tapiz. «El ayuntamiento hará todo lo que haga falta para que regrese y trabajará en buscarle un emplazamiento idóneo en el templo», apunta el edil que entiende que siendo irrenunciable su vuelta, por sus especiales características físicas «pero también por su especial simbolismo para este territorio», será necesario buscarle «un emplazamiento idóneo». Como anécdota sobre este tapiz, el edil recuerda la llamada de un periódico catalán interesándose «muy vivamente» por la situación de su ubicación regreso El edil recuerda s
El tapiz, dedicado a la Virgen y San Vicente, es una monumental obra de 124 centímetros de alto por 268 centímetros de largo tramado con hilos de lana y seda de diferentes colores sobre urdimbre de lana sin tintar. Por sus características, los expertos consideran que fue realizado en el primer cuarto del siglo XVI en los Países Bajos meridionales siendo encargado al parecer por el capítulo rotense dada su temática y personajes protagonistas.
Originalmente fue confeccionado y utilizado como frontal de altar pero en el momento de su sustracción se encontraba expuesto en el museo de la antigua catedral. Se trata de un “tapiz-retablo” que evoca un tríptico. En la parte central se sitúa la Virgen con el Niño en su regazo frente a San Vicente, mientras que en la de la derecha se observa al obispo San Valero y en la de la izquierda el obispo San Ramón.
En otro orden de cosas, tras las fechas de Semana Santa va a salir a licitación la segunda fase de los trabajos de restauración y conservación de los epígrafes que se conservan en el claustro de la antigua catedral ribagorzana –considerados como el conjunto epigráfico de carácter funerario más importante del medievo europeo- y de mantenimiento del propio claustro. Aurelio Ricou recuerda que los resultados de la primera fase fueron «espectaculares» y que la que ahora saldrá a licitación es todavía más ambiciosa por lo que entiende que, aunque no dispone todavía de datos económicos, el montante de los trabajos superará los casi 79.000 euros en que se presupuestó la anterior.
Las inscripciones del claustro rotense guardan una evidente unidad estilística aún cuando se fueron realizando en un amplio período entre mediados del siglo XII y finales del XV. Ricou explica que existió en Roda una escuela que marcó durante todo este tiempo las pautas a la hora de elaborar estos laudos sepulcrales dedicados tanto a canónigos y personas relacionadas con la ex catedral como a benefactores del templo, entre ellos los integrantes de varias familias nobiliarias de la zona. La unidad estilística no oculta las diferencias de calidad entre algunas de las inscripciones, en función de la maestría de sus ejecutantes, pero sí que preserva un estilo a lo largo de prácticamente cuatro siglos.