Viernes Santo en Ribagorza.

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En una muy apacible, en lo climático, Semana Santa en tierras ribagorzanas, Benabarre y Graus –enttre otras localidades de la zona- vivieron con gran intensidad y solemnidad las procesiones celebradas este Viernes Santo. Numerosas personas acompañaron físicamente su recorrido por sus principales calles y otras muchas se congregaron al paso de los dos desfiles procesionales más significativos de La Ribagorza.

En Graus la procesión estuvo marcada por un denso y respetuoso silencio roto tan sólo por el redoble del tambor de los soldados romanos –o judíos, como les siguen llamando en la localidad- o por el puntual acompañamiento de la Banda de Música en un periplo que salió desde la Plaza de San Miguel para retornar allí de nuevo después de un amplio recorrido por las calles de la localidad. Como viene siendo habitual en los últimos años, tuvo un especial protagonismo en el desfile el color negro y granate del hábito de las cofrades de la Magdalena y la Soledad, cofradía exclusivamente femenina cuyas integrantes están muy implicadas en la organización de esta ceremonia y han sido claves en su revitalización.

Un ambiente similar reinó en Benabarre donde los pasos de la Virgen Dolorosa, el Cristo Crucificado, la de Virgen de la Piedad (recuperada ésta el año 2004 y desde entonces portada por los bomberos), la del Sepulcro y otras tallas -acompañadas por la escuadra de romanos- recorrieron las calles de la villa flanqueadas por numerosos vecinos y visitantes en una celebración con un profundo sentido religioso.

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