Por Lola Gª Casanova
Carolina Chirón, diplomada en Magisterio, natural de Binéfar. Ahí se involucró en el movimiento Scout de niña y, con posterioridad, como monitora. Al trasladarse a Barbastro se percató de que no existía aquí una oferta similar y se decidió a impulsar un grupo Scout en el Somontano. Ahora cuentan con 32 chavales y 10 monitores.

– Los scouts han vuelto a Barbastro.

– El primer grupo scout de la ciudad se fundó en 1916. A lo largo del tiempo hubo uno vinculado a los Escolapios y otro a la parroquia de San José, pero desaparecieron. Y cuando me trasladé a  Barbastro lo echaba de menos y vi que aquí no existía una propuesta parecida, así que se lo propuse a Elena Olivera… aunque sólo la conocía de vista, pero por las fotos del Facebook deduje que le podría gustar la idea y rápidamente nos juntamos un grupo de monitores dispuestos a ello. Llevamos desde 2015 y nuestra primera acción fue abrirnos un Facebook para darnos a conocer.

– ¿Qué ha sido lo más difícil de echar a andar?

-Sin duda: crear la rutina de grupo, el funcionamiento interno con todo lo que conlleva. Una piensa que abrir un grupo consiste en empezar a hacer cosas con los niños, pero no resulta tan sencillo. Hay trámites, burocracia, cursos  de formación a los que asistir, reuniones.

– Dígame, ¿qué es el escultismo?

Un movimiento educativo en el tiempo libre. Los Scouts son la organización juvenil mundial más numerosa, estamos presentes en todos los países excepto Myanmar, Laos, Corea del Norte y ¡Andorra!. Y ofrecemos una forma de educar en el tiempo libre con valores que buscan fomentar la autonomía del niño, su responsabilidad, su desarrollo tal y como él lo marca y siempre en estrecha relación con la naturaleza. Los principios del movimientos son: vida en la naturaleza, programas progresivos y atrayentes, vida en pequeños grupos, ley y promesa y educación por la acción. Sólo en España pertenecemos 30.000 personas. Los scout buscamos dejar un mundo mejor del que nos encontramos y eso implica un montón de actividades de educación y también de cooperación y colaboración con nuestro entorno.

-Y todo eso que me ha contado cómo lo llevan a cabo, cómo trabajan con los chavales.

-Hemos abierto tres secciones según edades: castores (6-8), lobatos (8-11) y tropa (11-12). Con ellos nos reunimos  2 ó 3 veces al mes y luego realizamos campamentos de invierno, primavera y verano.  Cada una de las secciones crean sus propios “cuentos”, de los que se hacen distintas actividades relacionadas y duran varios meses. Por ejemplo, los lobatos eligieron “La vuelta al mundo” y en cada país que escogieron buscaron información sobre su música, gastronomía, historia… así se realizan talleres de todo tipo siempre teniendo el cuenta las propuestas del niño. Digamos, que no es lo que hacemos sino cómo lo hacemos.

-¿Cómo lo hacen?

-Dejando que los niños hagan las cosas solos, dejando que se equivoquen, que aprendan haciendo y experimentando. A eso hace referencia el principio de “educación por la acción”. No ofrecemos lecciones magistrales.

-Y como maestra, ¿qué le aporta el escultismo?

-Yo creo en esta forma de educar y pienso que la escuela tendría que dejar más espacio a este tipo de metodología, debería ser menos rígida y sobre todo, que se respetara más el proceso evolutivo del alumno.

-¿Qué padres apuntan a sus hijos al movimiento scout?

-Antiguos scouts, otros quieren que su hijo gane en autonomía, otros que su hijo único conozca a otros… muy variado. Los padres representan una parte fundamental del movimiento y también, debo agradecer el apoyo recibido por parte del Ayuntamiento de Barbastro y, además, de otras entidades.

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