Presentación en la Casa de la Cultura el 27 de febrero
El Ayuntamiento inició hace un año el proceso de redacción del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Monzón (PMUS), en el que le asesora el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), vinculado a la Universidad de Zaragoza.
Punto de partida: elaboración de un diagnóstico integrado de la movilidad urbana como paso previo a la implantación del PMUS. La movilidad sostenible tiene por objeto establecer formas de desplazamiento más acordes con el respeto al medio ambiente y compatibles con el crecimiento económico y el bienestar social, y con la finalidad de garantizar la riqueza natural del municipio y mejorar la calidad de vida de los vecinos.
Fases concluidas del proceso: 1.- Acopio de información básica (mapas, rutas de transporte, infraestructuras, etcétera. 2.- Encuesta a los agentes sociales y los ciudadanos. 3.- Redacción del diagnostico integrado (particularidades y variables de todos los sectores de población y “fotografía” de las debilidades y fortalezas de la ciudad en el ámbito de la movilidad sostenible).
Fase pendiente: la aplicación de medidas.
Exposición a los vecinos: el Consejo Sectorial de Medio ambiente conoció días atrás el contenido del diagnóstico integrado, y los técnicos de CIRCE y la Concejalía informarán a los vecinos el 27 de febrero en el salón de actos de la Casa de la Cultura (19.30 h.). Antes, el vestíbulo de la Casa de la Cultura acogerá unos paneles que muestran lo más llamativo del diagnóstico.
APUNTES
Gran potencial peatonal y ciclable
La morfología radial de la ciudad hace que los desplazamientos al centro sean relativamente cortos. Este hecho, sumado a la suave orografía de la ciudad, otorga a Monzón un importante potencial peatonal y ciclable. En oposición a la alta dependencia del vehículo que se ha identificado, la promoción de medios de desplazamiento más amigables con el medio ambiente es uno de los retos de movilidad que tiene Monzón.
El coche, foco de contaminación
Aunque el estado de la calidad del aire en Monzón presenta unas condiciones adecuadas ante el estándar de la norma nacional, no cumple del todo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, y buena parte de las emisiones procede de los vehículos automotores.
El transporte público, un reto
El transporte público es un desafío en Monzón, pero con matices. En el centro de la ciudad (a excepción del barrio de la Carrasca y la zona deportiva), no puede competir con la marcha a pie y la bicicleta. Sí parece necesario para garantizar el acceso a los polígonos industriales.
La “inseguridad” de la bicicleta
La inseguridad que produce la intensidad y velocidad del tráfico, así como la carencia de un circuito de carril bici que conecte distintos puntos de la ciudad, son identificadas como las principales barreras para el fomento de otros medios de transporte más sostenibles, como la bicicleta (encuesta ciudadana). En general, se demanda un mayor civismo en la vía pública por parte de todos los actores (encuesta ciudadana).
El 50% de los desplazamientos, en coche
Un poco más de la mitad de los desplazamientos se realizan en coche, mientras que un 44% se hacen a pie. Alrededor del 60% de los turismos son anteriores a 2005. Los tramos con mayor intensidad de vehículos son los de la avenida de Lérida (desde la Carrasca hasta la prolongación por el paseo de San Juan Bosco) y la “curva de Laso”, donde el número de vehículos por día se ha estimado en algo más de 10.000.
Velocidad excesiva
Según los encuestados, la velocidad de los vehículos es excesiva en la ciudad y ello genera problemas de convivencia, ya que se perjudica la autonomía y la confianza de los viandantes más vulnerables, como son los niños, los ancianos, las personas con movilidad reducida o con necesidades especiales. Desde 2011, se ha registrado un incremento del número de accidentes con víctimas en vías urbanas, y también un incremento de las infracciones de tráfico.
Avenida de Lérida y paseo del Barón de Eroles
Un espacio agradable, con más vegetación y meno ruido (especialmente en la avenida de Lérida), generaría más dinámica urbana y atraería a posibles inversores interesados en espacios estratégicos de la ciudad, como puede ser el paseo del Barón de Eroles, eje de conexión de ambas estaciones centrales en la ribera norte del río Sosa. Se confía en que el proyecto Monzón-Río otorgará un potencial mayor al centro, tanto como espacio de esparcimiento natural como conexión este-oeste.