Espacio Pirineos abre su programa de 2022 con la exposición ‘Castarlenas. Memoria en piedra’.

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Tras el ya habitual parón invernal en enero y febrero, el grausino Espacio Pirineos abre sus propuestas este ejercicio de 2022 con la exposición “Castarlenas. Memoria en piedra”. Una muestra centrada en el patrimonio, en especial en ese patrimonio amenazado y de difícil salvación que se encuentra en lugares abandonados o semidesérticos, que permanecerá entre el 11 de marzo y el 25 de abril en la nave central de este polivalente centro cultural como un recordatorio de la necesidad de concienciar a la sociedad del peligro que corre una parte importante del acervo artístico e histórico de nuestro país.
Con el hilo conductor de la preservación de la portada de la iglesia del núcleo grausino de Castarlenas, que en breve será desmontada del arruinado templo de la localidad para ser reinstalada temporalmente en el propio Espacio Pirineos, la exposición supone una reflexión sobre el patrimonio cultural como la manifestación viva de la riqueza de un territorio, su identidad, su pasado, su presente y su futuro y como factor clave para fortalecer la identidad de un pueblo.
«Nos encontramos en un territorio de gran riqueza patrimonial a todos los niveles, cultural, natural, material, inmaterial y la población de Castarlenas, su iglesia, su portada, se han convertido en la punta de lanza que nos hace recapacitar a todos sobre la necesidad de su conservación, de su trasmisión a generaciones futuras, del compromiso que debemos adquirir entre todos por contribuir a su preservación y a su puesta en valor», comenta la directora del centro grausino, Elena Nogarol, recalcando que, aunque totalmente arruinado y en grave peligro de colapso inmediato, el templo se mantiene todavía erguido, «dominando el horizonte», como una muda representación y símbolo de un tiempo pasado que se resiste a desaparecer.
Nogarol abunda en que esta iglesia «se aferra a la memoria de sus gentes, de quienes vivieron momentos de esplendor y de los que sufrieron su decadencia (la de Castarlenas), porque el devenir de los tiempos no acompañó y el tiempo y la soledad acabaron con sus casas».
De la vida de esta localidad milenaria quedan los escombros de su caserío y, milagrosamente, la portada de la iglesia -«un magnífico ejemplo del Renacimiento aragonés», subraya Nogarol- cuyas piedras son testigos «del florecimiento de una época de apertura al mundo, de riqueza material y de gentes emprendedoras».
Para la directora de Espacio Pirineos son muchas las formas en que se produce la pérdida de patrimonio, «pero una de las principales es el olvido y el desconocimiento» y por ello considera, y ese es el objetivo principal de esta exposición, que conocer de dónde venimos es el paso fundamental para construir nuestro futuro.

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