Por Ana Pascual
Miguel Domínguez se retira de la Guardia Civil, concretamente del GREIM de Boltaña, tras 42 años de servicio. Ha habido buenos momentos pero también malos como la pérdida de un compañero en un rescate en Panticosa, «eso nunca se olvida», nos cuenta. Tras una vida dedicada al servicio de los demás ahora piensa en ‘quitarse la mochila de la responsabilidad’ y dedicarse más tiempo para él y para su familia.

– ¿Cómo comenzó tu historia en Boltaña?
– Llegue a Boltaña en el mes de julio del año 1974; tenía solamente 18 años, era muy joven porque al ser hijo de Cuerpo ingresé a los 16 años en la Academia de Guardias Jóvenes de Valdemoro (Madrid), donde hice los curso de montaña, y por ese motivo me mandaron al Grupo de Esquiadores-Escaladores de la Guardia Civil de Boltaña. Lo que más me sorprendió, fue el entorno, no me imaginaba el pirineo tan majestuoso, bello, paisajes de ensueño, pero lo mejor fue hacer la ascensión al pico Monte Perdido, era mi primer pico superior a tres mil metros, tenía el mundo debajo de mí y eso me impresionó. La montaña tiene ese atractivo de realizar ejercicio físico en el medio natural y al aire libre, a veces puede ser un entorno hostil, pero siempre me recompensa, eres tú con tu esfuerzo el que la vences, y ella, en el fondo, es agradecida si la tratas bien y le tienes respeto. La montaña ‘emborracha’, y siempre vas a querer más.

– ¿Cómo ha cambiado el trabajo a lo largo de los casi 42 años de servicio? 
– Nada tiene que ver los rescates de los años setenta, con los de los ochenta, y menos con los de ahora. Hay un contraste muy marcado. En aquellos años realizábamos los rescates andando, transportando durante horas a los accidentados, íbamos más de 10 o 15 socorristas, rescates largos en el tiempo, que mermaban las condiciones sanitarias y físicas de los accidentados, laboriosos, con una gran exigencia de esfuerzo físico. En los años ochenta incorporamos el helicóptero al rescate en montaña, eso supuso toda una revolución e innovación, tuvimos que actualizarnos en rescate moderno por vía aérea, manejo de la grúa de la aeronave, pero además empezó el boom del barranquismo, y se duplicaron el numero de rescates que realizábamos. En los noventa, hacíamos rescate en cualquier medio (barranquismo, espeleología, alta montaña invernal y estival, escalada en roca, hielo, corredores o cualquier otro medio donde se necesitase nuestra intervención u material, y sobre todo el perfil del socorristas, en los primeros años se nos entrenaba para grandes esfuerzos físicos en la montaña, algo de escalada. Se hacían de 20 a 40 rescates al año, ahora la media es de 400 rescates al año en el pirineo oscense.

Miguel Domínguez

– ¿Por qué decidiste ser guardia civil?
– Decidí ser Guardia Civil porque mí padre era guardia civil, el de caballería, tengo dos hermanos más en el cuerpo; quería ser guardia civil desde pequeño, por eso ingresé lo más joven posible.

– ¿Qué es lo mejor (más agradecido) y lo peor de los rescates de montaña?
– Lo mejor del rescate es la cara, las palabras de agradecimiento de las personas que sacas de un apuro, que saben que si no vas, sus vidas hubiesen corrido riesgo de acabar mal. Lo peor cuando te avisan de un rescate en el que ya no hay nada que hacer, porque esa persona ya ha fallecido, pero sobre todo, dar las malas noticias por teléfono a los familiares. Mí trago más amargo fue la pérdida de un compañero de rescate en la zona de Panticosa, tuvimos un accidente fortuito cuando íbamos a realizar la evacuación de una persona accidentada y mi compañero falleció, fue en el año 1992 y eso nunca se olvida.

– ¿Cuál sería el principal consejo a un recién llegado?
– Hoy en día nuestros compañeros nuevos, vienen con una formación muy completa, como he dicho antes son polivalentes, tienen que valer para hacer rescates en cualquier medio. Yo les diría, que no tengan prisa por llegar a ser los mejores, que se fijen en lo que llevan más tiempo, pero que a la vez aporten ideas nuevas, frescas, pero sobre todo que piensen que antes que ellos estuvieron otros, que algunos se quedaron en el camino, que somos muy reconocidos en la sociedad. Por lo tanto, que intenten que esto siga siendo así, por el buen nombre de la Guardia Civil de Montaña y de la Guardia Civil en general.

– Tras toda una vida dedicada a esto, ¿qué planes tienes?
– Han sido 42 años dedicados al socorro en montaña, los últimos diez como Jefe del GREIM de Boltaña, por lo tanto ahora lo primero es sacarme peso de la mochila, eso es la responsabilidad que me daba mí cargo y las obligaciones inherentes a él. Por los demás, seguiré practicando montañismo cuando pueda pero sin prisas; más tiempo para la familia; más tiempo para mí y más tiempo para el ocio, en definitiva, vivir.

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