Por Ana Pascual
Este binefarense ha llegado hasta la primera división gracias al Leganés y a su trabajo como preparador físico. Miguel asegura que es un trabajo que requiere muchas horas de trabajo pero que se ven compensadas porque, al fin y al cabo, le pagan por hacer lo que le gusta. ¿Objetivos para esta temporada? Consolidarse en la categoría conseguir la salvación.
– ¿Cómo llegaste hasta el Club Deportivo Leganés?
– A principios de 2011 decidimos venirnos a Madrid con mi mujer, yo estaba trabajando en el ámbito del fútbol en zona de Lérida pero creíamos que podía ser un gran oportunidad; ella venía para estudiar un máster y yo decidí acompañarla. Entonces no conocía a nadie e intenté hacerme un hueco en mi nueva ubicación moviéndome por clubs, centros privados, ayuntamientos… Y así, al poco de estar en Madrid, encontré un gimnasio para empezar a trabajar. Poco despúes tuve la fortuna de entrar en la cantera del C. D. Leganés como preparador físico del juvenil C, donde realizamos una gran campaña que me dio la opción a subir al filial. Con la llegada al año siguiente de Asier Garitano al primer equipo se me abrió la puerta del fútbol profesional y desde entonces hasta aquí…
– ¿Cuál es tu trabajo allí?
– Trabajo como preparador físico, como me gusta decir a mí, mi objetivo prinicipal es intentar generar las adaptaciones necesarias para soportar el modelo de juego que quiere el entrenador. Por ejemplo, no es lo mismo el modelo de juego del Barcelona o el del Madrid, cada uno tiene sus caracteristicas. También me encargó de la prevención de lesiones, gestiono las tareas de calentamiento y activación y me responsabilizó de las tareas de grupos reducidos.
¿Lo mejor y lo peor de la profesión en un equipo de fútbol?
– Para mí estar en el Leganés es cumplir todo un sueño porque trabajo en hacer lo que realmente me apasiona y tengo la posibilidad de vivir esta experiencia única desde dentro de un  equipo de élite. A esto hay que sumarle la visita a grandes estadios y ciudades o enfrentarnos a los mejores jugadores del mundo. Entre las cosas malas es saber que aquí no existen los horarios porque trabajas todos los días y no tienes fines de semana libres; así que como consecuencia pueden darse casos de no poder asistir a eventos familiares, de amigos…
– ¿Cómo vais en la liga?
– Ahora estamos primera y el mayor reto para el equipo consiste en conseguir adaptarnos a la categoría y aprenden de otros equipos que ya se han asentado y conseguir la salvación.
 
– Cuéntanos una anécdota de este mundillo…
– Recuerdo cuando conocí al preparado físico del Atlético de Madrid, ‘Profe’ Ortega, que se toma las cosas con mucha normalidad pese a la magnitud que tiene el fútbol en este país.
– ¿Vienes mucho por Binéfar?
– Ahora suelo ir una vez al mes o cada seis semanas por los parones de las selecciones  pero me he pasado cuatro temporadas en los que sólo podía ir en navidades y verano. Lo que más echo de menos es la familia y los amigos, tengo la gran suerte de que cuando el equipo juega cerca vienen a verme. Cuando voy a Binéfar intento quedar con el máximo número de persona para disfrutar de una cena o un buen rato para ponernos al día.
– ¿Volverás a Binéfar?
– Yo siempre he dicho que espero no morirme en Madrid. Ahora las cosas están yendo bien pero sabemos que esta profesión tiene una gran inestabilidad y que, a veces, las cosas no dependen de como lo haces sino del resultado. En unos años espero poder seguir vinculado a este mundo pero ojalá pueda volver a Binéfar.

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