RIBAGORZA
Ribagorza es más que un territorio. Su patrimonio histórico, como la Catedral de Roda de Isábena y las villas de Benasque y Montañana, transportan a los visitantes a un pasado medieval fascinante. E incluso todavía más atrás con la ciudad romana de Labitolosa y el yacimiento arqueológico de dinosaurios de Arén.
La lista de cosas por hacer parece no tener fin con todas las propuestas que esta Comarca ofrece. Existe una aventura para cada viajero, ya sea lanzándose en parapente en Castejón de Sos o atravesando el asombroso congosto de Mont-rebei. Desde el santuario de Torreciudad hasta el imponente Aneto, si esta comarca tuviera que explicarse en una sola palabra lo tendríamos claro: Im-pre-sio-nan-te.
Valle de Benasque
Un paraíso natural que alberga el Parque Natural Posets-Maladeta, hogar del pico Aneto, techo de los Pirineos con sus 3.404 metros, y el glaciar de la Maladeta. La ascensión a cualquiera de sus picos es toda una aventura, que descubrirá paisajes montañosos majestuosos.
Estación de esquí de Cerler
En Cerler está la estación de esquí más alta del Pirineo aragonés. Situada también en el valle de Benasque, alcanza los 2.630 metros de altura en su mítica cima de Gallinero, lo que la convierte en la Estación pirenaica con mayor desnivel esquiable: 1.130 metros. Igual de popular es la práctica de esquí de fondo en los Llanos del Hospital.
Catedral de Roda de Isábena
Ostenta el título de la catedral más pequeña de España, así como uno de los templos románicos más antiguos del país. Su claustro es un tesoro arquitectónico y artístico, reflejando la grandeza del arte medieval.
Graus y Basílica de la Virgen de la Peña
A los pies de la Basílica de la Virgen de la Peña, el Casco Histórico de Graus, declarado Conjunto Histórico en 1975, conserva tramos de muralla, puertas de entrada, casas palacio y su Plaza Mayor como marco incomparable de esta villa. Sus calles invitan a la visita durante todo el año, especialmente durante sus reconocidas fiestas patronales de septiembre, con los Dances, la Mojiganga o el canto de Albadas.
Congost de Mont-rebei
La ruta del Congost de Montrebei conforma un estrechamiento sobre el río Noguera Ribagorzana con paredes verticales de más de 500 metros de altura. Se puede realizar a pie o en barco con opción, a su vez, de atravesar las pasarelas de Montfalcó y visitar la peculiar muralla de Finestres.
Parapente en Castejón de Sos
Castejón de Sos es la capital oscense del vuelo libre. Los descensos en parapente ofrecen unas vistas privilegiadas del valle de Benasque durante 25 minutos. Sentirás el viento en la cara y esa sensación única de estar suspendido en el aire.
Lamasterio de Panillo
A pocos kilómetros de Graus, el templo budista de Panillo forma parte del paisaje ribagorzano desde 1984. Sus puertas están abiertas a todos los visitantes, que encontrarán un complejo religioso de ambiente tranquilo e inspirador.
Fallas de San Juan
Un rito ancestral consistente en el encendido de una hoguera en un tozal, punto alto sobre la población, que deriva en el descenso en procesión hasta las casas del pueblo con antorchas prendidas de dicho fuego. Esta tradición cargada de simbolismo es muy popular en Laspaúles, Sahún, Aneto o Bonansa.
Benabarre
Benabarre es una villa medieval muy singular vigilada por un castillo gótico en lo alto, antigua residencia de los condes de la Ribagorza. La iglesia parroquial y el museo de arte sacro rematan un casco urbano lleno de encanto, a lo que también se suma la quesería, el azafrán autóctono y fábrica de chocolates como otros de los atractivos de la localidad.
Monasterios de Obarra y Alaón
Ambos fueron ejes de suma importancia de la casa condal ribagorzana. Obarra se encuentra enclavado en un desfiladero rocoso, mientras que Alaón lo hace con los farallones de San Cugat de fondo. Los dos presentan un entorno de aire puro con todas las facilidades para pasar el día al aire libre.