Para saber cómo se vive en un pueblo hay que hablar con sus vecinos; con ocasión de este especial dedicado a la localidad literana de Albelda, algunos de sus habitantes y trabajadores nos cuentan que es lo que más les gusta de vivir en un municipio donde podemos encontrar gran variedad de servicios, una actividad cultural, social y deportiva durante todo el año y un ambiente vecinal acogedor.
Gerardo, de la panadería Forn de Baix, lleva catorce años al frente de esta tienda y nos cuenta que “lo que más me gusta es la tranquilidad que proporciona vivir en una localidad como esta donde la gente siempre es amable”.
Por su parte, Eli, de la Cooperativa San Isidro, explica que “aunque no resido en Albelda llevo trabajando diez años en ella. Vivir en un municipio pequeño como este todos son ventajas ya que, por ejemplo, resulta muy acogedor y puedes tener un trato cercano y de confianza con todos sus clientes y habitantes.” Alba, de Saponaria Soaps, destaca que “me encanta Albelda: su gente, su tranquilidad y la confianza con sus vecin@s. Además, desde el ayuntamiento siempre nos han puesto muchas facilidades a nivel empresarial”.
MªÁNGELES ROCA. ALCALDESA. LEYENDA, ARTE E HISTORIA
En nuestra página web se dice que “Leyenda, Historia y Arte, dan testimonio del paso del tiempo en la Villa. Arte y Naturaleza conviven en una tierra que ha sobrevivido a lo largo de siglos. Estatuillas ibéricas, aljibes, bóvedas de crucería, Colegiata de San Vicente”, testimonios que esperan la visita de muchas personas.
El templo de la antigua Colegiata es una construcción poligonal de sillería, un claro ejemplo del gótico tardío, que existen en la zona oriental de Huesca, en la segunda mitad del siglo XVI. Tiene la construcción de nave única, con ábside poligonal. Está formada por una nave poligonal de 36 metros de longitud, por 20 metros de anchura y unos 16 metros de altura. El campanario es una torre-fortaleza, que se eleva a 36 metros estando constituida por tres cuerpos. Recuerda la torre gótica: el cuerpo inferior de forma cuadrada y para los cuerpos restantes de forma octogonal. Entre sus elementos arquitectónicos más importantes destacaremos la bóveda de crucería radiada, magnifica combinación de figuras geométricas, que el artista, alardeando de gran imaginación y creatividad, quiso variar en cada una de las secciones correspondientes a los cinco arcos imaginarios que robustecen la bóveda en toda su longitud, lo que también se repite en el presbiterio y en la bóveda de cada una de las ocho capillas laterales. Las claves e intersecciones de sus nervaturas conservan algunos hermosos florones de diversos tamaños, cuyo motivo ornamental es el árbol de exuberantes follajes con las cuatro barras de Aragón.
Entre peñascos, pero en la llanura, con formaciones geológicas sorprendentes de estratos de calcáreas, rocas, arcillas y areniscas. Nuestro pueblo es cruce de caminos, de culturas, de lenguas y de intercambios enriquecedores.
Somos producto del esfuerzo colectivo y de enormes iniciativas individuales, y si la despoblación es un hecho, también persistimos en mantener una maravillosa Escuela Infantil, un Colegio Público, una enorme y moderna biblioteca, un centro juvenil, un centro social de mayores, un pabellón social y deportivo, una piscina, un campo de futbol y una pista de pádel, por citar algunos edificios emblemáticos y espacios públicos, dónde los componentes de nuestras 12 asociaciones, mantienen su vitalidad social.
De una agricultura y ganadería potente y diversificada, hemos conseguido empresas agroalimentarias, de carnes, aceite de oliva, pan artesanal y pronto dispondremos de un importante Secadero de Jamones, para crecer y mantener población, con empleos de calidad.
Nuestras empresas de servicios y un amplio Polígono Industrial, esperan nuevas aportaciones al tejido social y productivo.
Las personas que nos atienden y cuidan en el Consultorio Médico y Farmacia dan calidez y salud a nuestras vidas y la Residencia de Mayores, aporta seguridad a las personas que lo necesitan.
Se han recuperado fiestas, tareas, bailes y tradiciones, como “La sega i la trilla” en junio y la matacía o “Festa del Tossino” en enero, y los jóvenes organizan fiestas, competiciones deportivas y actuaciones musicales.
Vivir en Albelda es tranquilo, con buenas conexiones con el mundo virtual y bien comunicado con pueblos y ciudades. Sus habitantes muestran amabilidad y cercanía y se esfuerzan de manera solidaria en la convivencia diaria en estos tiempos complicados.
ESTER SABATÉ. TÉCNICO DE CULTURA. UN PASEO POR ALBELDA
Albelda, es el lugar de mi infancia y tras unos años de estudio en la capital aragonesa la escogí como el lugar donde vivir, trabajar y formar una familia. Desde hace exactamente 25 años, trabajo en Albelda como bibliotecaria y Técnico de Cultura y así disfruto de mi día a día en una población que lucha contra la despoblación, superando los 700 habitantes.
Albelda es una villa culturalmente rica por su estratégica situación entre Aragón y Cataluña y por el valor que aporta el bilingüismo que nos caracteriza. Esta cualidad de los albeldenses se funde con un claro dinamismo que desencadena un carácter asociativo y participativo. El resultado: 12 asociaciones culturales que en situación normal salpicaban el calendario de acciones diversas que convivían con otras muchas actividades culturales, ofreciendo una intensa programación cultural.
Envuelta en esta actividad cultural, la Biblioteca de Albelda está ubicada en el espacio Cultural La Abadía y es la única plataforma cultural sólida de la localidad. Se trata de un edificio de estilo aragonés del siglo XVI en el que conviven lo moderno y lo antiguo que propone cultura, lectura, formación y ocio a quienes quieren acercarse a ella. En este mismo lugar, contamos con un Centro de Interpretación del Agua que ofrece información y es punto de partida de diferentes rutas: la Ruta d’aljubs i sies, el Camíno Natural del Sifón de Albelda y el GR-23. Al recorrer estas rutas podremos disfrutar del paisaje estépico de la Serra de les Gesses, de los diferentes colores que tiñen las aguas estancadas de los aljibes, o de los campos de regadío que discurren al sur, con yeso, arenisca o arcilla bajo nuestros pies. A mí, me encanta recomendar la Ruta d’aljubs i sies porque es un recorrido grato y hermoso en el que he contribuido desde su gestación. Se trata de una ruta circular de 12 km a través de la cual llegamos a más de 20 aljibes o receptáculos de agua de lluvia excavados en la roca de herencia árabe. Pedreula es mi lugar preferido de la Ruta y por eso os adjunto una foto mía desde allí. Tampoco podemos olvidar nuestra sabina milenaria que, próxima a la ermita de San Roque, con más de 2.500 años da testimonio firme y callado del paso de los siglos.
Después de recorrer estos parajes, regresamos a Albelda, a su casco urbano, con la ermita de San Sebastián en la cima de montañas de yeso. Y desde la plaza Mayor presidida por la Colegiata, os animo a dirigiros al Paseo de La Rambla y sentaros a tomar un vermut bajo sus tilos.