El Ayuntamiento de Benabarre ha valorado «muy positivamente» la celebración el pasado fin de semana de la popular Fira de Sant Medardo que regresaba a la villa ribagorzana después de su ausencia de 2020. Lo hacía en medio de fuertes medidas de seguridad, escrupulosamente seguidas por feriantes y visitantes, pero también después de haber despertado una más que notable ilusión entre unos, que recuperaban así su desempeño profesional después de catorce meses de parón obligado, y otros, ansiosos de ir normalizando poco a poco su vida cotidiana.
Unas circunstancias que se tradujeron en una cifra de asistentes bastante similar a la de la época pre-pandemia ya que el consistorio benabarrense contabilizó un total de 3.846 personas acudiendo al recinto ferial habilitado en el pabellón polideportivo de la localidad. Es una cifra que da cuenta fidedigna de las personas que accedieron el fin de semana al recinto ferial porque a su entrada los organizadores habían instalado un contador automático de aforo por motivos de seguridad y para hacer respetar la ocupación máxima del recinto pero, como recuerda la técnico municipal y directora de la feria María José Sánchez, «este contador no discernía si los usuarios entraban y salían varias veces del ferial, por lo que hay poner estos datos en su contexto adecuado».
Aún así, desde la organización han hecho un balance «más que satisfactorio» sobre el desarrollo de un certamen «que ha superado todas las expectativas previas». Ni siquiera la tormenta que, con una cierta intensidad, caía en la tarde del sábado ni las nubes amenazadoras del domingo retrajeron a los benabarrenses y a otros muchos visitantes llegados de las localidades vecinas que animaron con su presencia el interior del ferial y las numerosas actividades que, por motivos de seguridad sanitaria, se habían organizado en el exterior del recinto.
Precisamente la lluvia del sábado obligó a la única suspensión de uno de los actos programados; el de la presentación del recientemente concedido sello de calidad internacional otorgado a Benabarre “Cittaslow: ciudades por la calidad de vida”, que reconoce el esfuerzo de sus habitantes por promocionar una cultura del consumo de cercanía y responsable y una filosofía vital que apuesta por disfrutar de las relaciones personales y de profundizar en la vida social. Ante la persistencia del aguacero a la hora en que estaba programada esta presentación, desde la organización se decidió posponerla para los próximos días.
Fue el único incidente reseñable de dos intensas jornadas con un recinto ferial que acogió un incesante ir y venir de visitantes –siempre respetando los límites de aforo planteados por los organizadores- que deambularon y se “enferiaron” entre los cuarenta y cuatro puestos presentes que ofrecían productos agroalimentarios y artesanales junto con propuestas culturales y de turismo sostenible.
Y en el exterior disfrutaron de talleres, degustaciones, una exposición ganadera y del novedoso y exitoso “Tren de la Fira” que obtuvo unánimes parabienes.
