Por Lola García Casanova

 

Jesús Fantova, de San Juan de Flumen, nació en la aldea sobrarbense de Los Molinos, al pie de la peña Montañesa.  Fantova es bien conocido en Los Monegros. Y ahora que ha dejado a un lado sus compromisos políticos y sindicalistas dispone de más tiempo para dedicarse a sus múltiples aficiones, entre ellas, la astronomía. Es representante de Astromonegros, la rama monegrina de la Asociación Astronómica de Huesca.

Hace unos días impartió una charla sobre el llamado meteorito de Sena o de Villanueva de Sijena, ¿de qué se trata?

Nos encontramos con el primer meteorito documentado de España. Cayó el 17 de noviembre de 1773. Una época muy interesante porque se vive un cambio en la explicación científica de su procedencia. Hasta entonces creían que surgían de la Tierra, como si fueran expulsados desde su interior. Y empiezan a aparecer las primeras voces discordantes con esta teoría y que proponen un origen extraterrestre (que, por cierto al principio, rechazó la Academia de las Ciencias de París que era quien validaba las teorías del momento). Este meteorito monegrino pesó unos 3,3 kilos y sus restos de 1,9 kilos y se pueden visitar en la actualidad en el Museo de la Ciencia de Madrid. Como corresponde a la época se lo llevaron al cura y el juez levantó acta de lo sucedido y de quiénes fueron testigos del acontecimiento.

 

Desde Astromonegros también quieren reivindicar la figura y la obra de Martín Cortés.

Estamos investigando puesto que existe muy poca documentación conocida. No digo que no haya, sino que no se ha encontrado. Pero se conserva su obra y sobre todo se conoce en Inglaterra. Allí alcanzó nueve ediciones y aquí, en España, solo una. Sabemos que se trasladó a Cádiz en 1530, con 20 años, a la escuela de pilotos, donde aprendió las técnicas de navegación y se dedicó a la enseñanza hasta que falleció en 1585 y es coetáneo de Pedro Medina el astrónomo y geógrafo de la época más famoso y muy bien situado y reconocido y con quien Cortés no estaba en sintonía.

¿Por qué un ciudadano de a pie tendría que conocer a Martín Cortés?

Por un lado le debemos el descubrimiento de los polos magnéticos. El norte magnético no coincide con el geográfico de la Tierra y además, inventó y desarrolló las primeras cartas esféricas para navegantes. De hecho, la Royal Navy las utilizó durante décadas.

Y también lanzaron un globo sonda desde Bujaraloz, el pueblo natal de Cortés.

Colaboramos con su Ayuntamiento y los institutos de la comarca para poner en valor a Cortés, pero también buscamos despertar en los chavales el interés por la ciencia y vamos a seguir trabajando no queremos que el globo sonda sea una única actuación.

La astronomía resulta un tema fascinante, ¿le quita horas al sueño para ver el cielo?

Yo no lo veo como tal. Aprovecho mi trabajo. Cuando hay que ir a cambiar el agua para regar por la noche… Además, para observar no hay que planificar demasiado porque las nubes, el viento, las urbes dificultan la visión. Si sale una noche buena, mejor aprovecharla.

Aquí en Monegros no hay grandes ciudades.

Pero en determinados lugares llega el resplandor de Zaragoza. Uno, a simple vista, no lo nota, pero se refleja con claridad en la observación y las fotos.

Debe de ser fascinante mirar por un telescopio…

Hay que aclarar que uno no va a encontrar las imágenes tal y como nos las muestran en la televisión o en internet. Eso que quede claro. Además, yo recomiendo a todos los que quieran empezar a observar el universo que asistan a un taller o un curso para saber orientarse. Perderse en el cielo es muy sencillo, demasiado por lo que puede resultar una actividad muy frustrante. De hecho, sólo se progresa siendo paciente.

¿De dónde le viene la afición?

Mi padre me transmitió un conocimiento natural que no está en los libros. A orientarme en el cielo, en los bosques. Me enseñó a observar y a plantearme preguntar. Yo, con mis hijas, también lo he intentado.

¿Qué tendrían que enseñar los padres?

A observar. Vivimos rodeados de tecnología, pero hemos perdido la capacidad de quedarnos mirando a los pájaros, de esperar y también se ha perdido el espíritu científico. Creo que lo padres deberíamos salir con los niños al campo, al bosque a mirar y explicar lo que se ve.

Me ha contado que ha visto en varias ocasiones el Museo de Ciencia de Madrid.

Los museos de ciencia me gustan todos y los niños deberían visitarlos, eso sí tendrían que tener una guía para que saber qué se va viendo durante el recorrido. Los museos tienen que estar vivos.

¿Qué siente cuando ve el cielo?

Una relajación total. El cielo cambia así que hay que observarlo a lo largo de todo el año y si pudiera, me iría al desierto de Atacama en Chile a mirar las estrellas.

 

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