Las carmelitas conmemoran sus 150 años en Graus

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Centenares de niñas grausinas aprendieron sus primeras letras en la escuela infantil que regentaron durante muchos años y los enfermos, ancianos y personas necesitadas del municipio siguen contando con su cercanía y cariño, algo que llevan haciendo en Graus desde hace 150 años.

Arropadas por el obispo de la diócesis Barbastro-Monzón, Ángel Pérez, por numerosos sacerdotes y religiosas de su orden y por cientos de personas de Graus y de las localidades próximas que quisieron estar con ellas en esta jornada tan significativa, las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas celebraron el sábado día 2 el primer siglo y medio de su presencia en la villa ribagorzana. Un 2 de enero de 1865 el padre Palau abrió el convento grausino que es, ahora mismo, el más antiguo de esta congregación religiosa.

«No deja de ser curioso que en las primeras cartas que las hermanas escriben al padre Palau le cuenten las enormes dificultades que atraviesan, lo que parecía indicar que el convento de Graus no iba a tener una vida muy prolongada, pero aquí estamos 150 años después», la superiora de la congregación grausina, sor María Jesús Marcos Asurmendi.

Sor María Jesús explica que este convento grausino es la más antigua y vigente de las fundaciones realizadas por el padre Francisco Palau, el fundador de esta orden de las Carmelitas Misioneras Teresianas que cuenta hoy día con unas 800 religiosas y que está presente en numerosos países de América, Africa, Asia, Europa y Oceanía. La casa grausina tiene, por ello, un especial valor simbólico para la congregación y la celebración de su aniversario suponía ayer un motivo de especial alegría para todas las hermanas de la orden que estuvieron representadas por religiosas de otros conventos relativamente próximos al grausino.

Quien no se quiso perder la celebración fue monseñor Ángel Pérez. El prelado presidió la eucaristía en la iglesia parroquial de San Miguel que estuvo concelebrada por numerosos sacerdotes y con la que se inició a las 11 de la mañana el programa de actos. A su conclusión, el Grupo de Jotas “Virgen de la Peña” ofreció un concierto en el mismo templo tras el que la Cofradía del Santo Cristo invitó a un refrigerio a los cientos de asistentes. Luego, el historiador local Justo Broto hizo de cicerone en una excursión guiada por los lugares y rincones grausinos vinculados con la labor de las Hermanas Carmelitas.

La programación se retomó por la tarde de nuevo con el protagonismo de Justo Broto, conferenciante en el Teatro Salamero con una charla sobre “Las Hermanas Carmelitas en la historia de Graus”. Como culminación, la banda de la Asociación Cultural Gradense interpretó un concierto de agradecimiento a la labor de las Carmelitas en Graus.

Ocho religiosas residen ahora en el convento grausino, situado al comienzo de la calle del Barranco y en las inmediaciones de la iglesia parroquial de San Miguel. El cuidado de las hermanas mayores, la realización de actividades catequistas y de ayuda al culto o diversas ayudas asistenciales conforman el día a día de las hermanas en Graus. «La congregación fue fundada por el padre Palau para atender las necesidades más urgentes de la iglesia y en eso seguimos: trabajando en los hospitales, cuidando de enfermos y ancianos o realizando labores misioneras», apunta con sencillez sor María Jesús quien reconoce que la falta de vocaciones les ha obligado a abandonar algunas de sus actividades más significativas aunque se muestra convencida de que estas vocaciones «volverán».

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