Luis Felipe Serrate, alcalde de la ciudad de Huesca y sociólogo de profesión. Conoce bien como éste tipo de reacciones necesarias de la sociedad ante una pandemia, produce cambios en los hábitos sociales, en la forma de relacionarnos, de trabajar. Ahora que nos enfrentamos a una «nueva normalidad», queremos conocer de primera mano las impresiones del alcalde de la mayor ciudad y capital de la provincia.

¿Cual es la sensación como alcalde cuando de repente se decreta que todos los habitantes de la ciudad de Huesca se queden en sus casas? ¿Y como vecino?¿Y como sociólogo?

Escuché decir a un experto, al inicio de la declaración del estado de alarma y, así lo transmití en mis redes sociales «que la mejor vacuna, eres tú». Entendí que esta medida, tan extraordinaria y que no se había producido nunca en la historia de nuestro país, no era una improvisación, sino una cuestión aportada desde la ciencia ante la pandemia de un virus desconocido. Luego, mi responsabilidad como Alcalde  y como ciudadano era cumplirla escrupulosamente.

El éxito de esta cuestión se sustenta siempre en la responsabilidad individual, y en la responsabilidad colectiva. Desde el compromiso personal, de cada uno de nosotros, y el compromiso del conjunto de nuestra sociedad, como comunidad, como ciudad. Y estoy satisfecho, como la ciudad de Huesca ha respondido a este reto. Y especialmente, los niños, que han manifestado un comportamiento ejemplar y  muy responsable.

Como sociólogo, la sensación desde el primer momento, fue que esta pandemia del COVID19 iba a cambiar muchas cosas. La manera de relacionarnos, los hábitos más elementales y también la comprensión de nuestra estructura como país, donde tendrán que abordarse cambios decisivos. Cambios en una mayor financiación de la investigación y el conocimiento, la importancia de un  Estado Social fuerte ( Sanidad Pública, Servicios Sociales, Servicios de Seguridad) y donde los puestos de trabajo más esenciales para el funcionamiento de nuestra sociedad, no eran los puestos de mayor retribución, pero sí los de mayor importancia en el servicio público. Habría que aprovechar en simplificar estructuras de las Administraciones que sólo son aparato burocrático de poca efectividad para los ciudadanos.

¿Cómo va a ser el día después en la capital de la provincia? 

Igual que otra comunidad, o ciudad del resto del país. De una normalidad distinta a la que vivíamos antes de la emergencia sanitaria. Con procesos de desescalada, estudiados, en la incorporación al trabajo, en compartir espacios comunes, en relacionarnos. Con medidas de prevención incorporadas a nuestros hábitos de vida más rutinarios. Y  también con dolor, por la pérdida de amigos, seres queridos, conocidos. Sin olvidar, el coste en empleo y en nuestra economía local que tendremos que reconstruir entre todos.

¿Qué cosas cree que van a cambiar?

Desde la forma de relacionarnos, de saludarnos, de tocarnos, hasta el propio teletrabajo que se va a incorporar afortunadamente en muchas tareas productivas. Habrá cambios de hábitos que la sociedad va a incorporar de manera permanente. Y espero que seamos capaces de creer más en la importancia que tienen los servicios públicos, en priorizar lo esencial y abandonar gastos accesorios que van a ser necesariamente finiquitados en el ajuste que todas las economías vamos a tener que abordar.

¿Qué habría cambiado en la gestión de la crísis?

Hay que mirar al futuro, aprender de los errores y prepararnos para  cuando llegue una nueva epidemia, que llegará. Habrá que tener un plan para los más sensibles, para los colectivos más vulnerables, entre los que se encuentran nuestros mayores.
Para tener un plan efectivo, hemos visto que son necesarias dos cosas: los Tests y los EPIS. Abordar de manera sistemática y rápida el problema, dotar al sistema sanitario de potencial para, en caso de emergencia, incrementar el número de plazas de UCI. Cambiar el modelo de residencia de mayores, donde la atención primaria sanitaria cobre más protagonismo en estos centros, y donde las propias estructuras arquitectónicas de los centros permitan tener una atención sectorizada y flexible.

Y por último, la Economía. Las empresas tendrán que repensar dónde y cómo producen. ¿Viviremos una nueva reindustrialización en Europa? Sumar dependencia y lejanía se ha convertido en un gran peligro, y esta pandemia lo ha puesto de manifiesto.

¿Qué les pediría a los habitantes de la ciudad?

Paciencia en lo que va a venir, pero sobre todo que Huesca siga manteniendo ese sentimiento tan grande que está demostrando tener en esta crisis: la solidaridad y la fortaleza como sociedad. Gracias Huesca.

 

 

 

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