Puente de Montañana declara Monumento de Interés Local su histórica harinera

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En su última sesión plenaria, celebrada recientemente, el ayuntamiento ribagorzano de Puente de Montañana acordó dar inicio al expediente para la declaración de la Fábrica de Harina de esta población como Monumento de Interés Local.
Una decisión tomada a petición del titular del edificio que ha sido ya sometida a información pública por un período de un mes tras la publicación de su anuncio en el Boletín Oficial de la Provincia y que pretende salvaguardar para el futuro este interesante conjunto fabril que es uno de los elementos arquitectónicos más singulares de esta población ribereña del Noguera Ribagorzana.
Así lo reconoce su alcalde, José Peris, quien afirma que la fábrica de harina «es una joya arquitectónica», apuntando que conserva en su interior toda la maquinaria fabril «de excelente calidad, realizada en su día por los talleres zaragozanos Averl y en muy buen estado de conservación». Construida entre 1932 y 1933 en el barrio oeste, el de la ribera derecha de esta localidad partida por el río, alza su imponente mole al lado de la carretera N-230 que atraviesa longitudinalmente esta barrida. La fábrica, que también producía electricidad para consumo propio en horario laboral y para el del vecindario en horario nocturno, surgió como una ampliación del negocio de un antiguo molino harinero que había en un emplazamiento cercano del mismo Puente de Montañana desde la primera década del pasado siglo.
El edificio está construido en sillarejo y mampostería, tiene planta irregular de cuatro alturas –que son tres y semisótano en la fachada que da a la carretera- y cubierta también irregular en función de sus distintos volúmenes. Posee un cierto aire del art noveau en boga en su época de construcción, patente en la sucesión de vanos y lesenas diseñados con una evidente vocación estetizante pero sin abandonar el utilitarismo esencial en un edificio industrial. Y refuerza el conjunto armónico de sus fachadas con el adintalamiento en arco realizado en ladrillo de los ventanales de esta fábrica que cesó su actividad en 1974.
Peris destaca la concepción espacial en el diseño del interior de la fábrica con las distintas plantas adecuadas a los diferentes procesos de moltura del cereal –«bien por gravedad o mediante poleas»- que se realizaban en ellas. Y comenta que, desde hace ya varias décadas, el consistorio ha estado muy interesado en su adquisición para preservar este elemento tanto por su valor arquitectónico como por el histórico y el de arqueología industrial.
«Hace un par de años –recuerda- sus propietarios la sacaron a la venta y nos ofrecieron unas condiciones muy ventajosas para su compra, pero nos fue imposible porque no contábamos con la disponibilidad económica necesaria». Afortunadamente para los intereses del consistorio, fue adquirida al poco por una familia que tiene negocios vinculados con la producción harinera y que ha comenzado a realizar trabajos de rehabilitación del conjunto. «Estamos negociando con ellos porque la idea es hacer visitable la fábrica al público en general como un elemento patrimonial de primer orden de nuestro municipio y hay una excelente disposición para que este proyecto sea una realidad», comenta el alcalde quien confiesa que en el pueblo están «muy ilusionados» por la preservación de este singular conjunto fabril.

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