COLABORACIÓN || SERGIO GUARNÉ
Son las ocho de la tarde y como cada miércoles recojo mi aula y cierro la puerta. Ya huele a Navidad en el ambiente, hace frío en la calle y Monzón se viste de una niebla que cada año me gusta menos.
Recuerdo que cuando era niño, para estas fechas, solíamos tocar con la banda una pieza que me encantaba, un popurrí de villancicos que comenzaba con un solo de trompeta. Esbozo una sonrisa echando de menos aquellos momentos y, de repente, me encuentro a un alumno pequeño en la esquina y me pregunta saladamente, ¿cuándo vamos a tocar la del burrito sabanero? Mañana mismo le respondo y, mientras se aleja, veo como su cara se ilumina.
El poder de la música es infinito. Nos conecta a todos, desde bebes hasta ancianos, nos hace compañía en los momentos más decisivos de nuestra vida. ¿Imagináis una buena película sin una buena banda sonora? Pues imaginad una navidad sin música, sin villancicos, sin sonidos que nos recordaran a nuestra infancia y que nos hicieran más humanos, sensibles y buenos, sería horrible.
Por todo ello, espero que disfrutéis de vuestras melodías favoritas durante los próximos días. Eso sí, si tenéis niños o niñas a vuestro alrededor no perdáis la oportunidad de cantar y cantar con ellos esos villancicos que llevan siglos con nosotros y que seguirán con nosotros hasta la eternidad. Hacedles felices, haceos felices. Como dijo el Maestro Jedi Obi-Wan Kenobi, ¡Que la música te acompañe!