Por: Cristina Pardo.

Quién nos iba a decir que un virus iba a cambiar tanto nuestras vidas. Quién nos iba a decir que nos quedaríamos tanto tiempo encerrados en casa. Quién nos iba a decir que no podíamos abrazar a nuestros seres más queridos. A veces las cosas no surgen como lo teníamos planeado, pero oye, no es hora de lamentarse. Ahora toca remontar, levantar la cabeza y recibir la “nueva normalidad” que nos ha brindado nuestra ciudad.

Somos expertos en seguir adelante, barbastrenses y barbastrensas nos hemos quitado la ropa de estar por casa y hemos vuelto a dar vida a las calles y tiendas. Aunque hay que admitir que ahora con la mascarilla nos cuesta un poco reconocernos con media cara tapada.

Pero bueno, la nueva normalidad nos ha permitido salir a ver a nuestros amigos o familia (siempre con cuidado), ir a tomar algo a alguna terraza en el Coso o en la Plaza del Mercado, salir a correr por las huertas o pasear por las callejuelas del Entremuro…

Pasito a pasito y unidos, todo va siendo como antes. Ahora más que nunca hemos de apoyar a los negocios locales que, aunque la situación no les beneficie mucho, han sido los primeros en salir a luchar contra esta pandemia para acercarnos, ofrecernos y facilitarnos todo lo que durante el confinamiento nos ha faltado.

Al final, la nueva normalidad en Barbastro, una ciudad pequeña, o un pueblo grande más bien, consiste en eso, unos salir y ver a nuestros seres más queridos, y otros levantar las persianas para ayudar a sus vecinos.

 

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