Ribagorza recibe con reticencias las explicaciones sobre la prolongación del corte de la N-260.

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Entre un cierto malestar de unos y la resignación de otros, los alcaldes y agentes sociales de los municipios afectados por el corte de la carretera N-260 entre Campo y Seira recibían este miércoles en la sede de la Comarca de La Ribagorza, en Graus, las explicaciones de la subdelegada del Gobierno, Silvia Salazar, sobre los motivos que han obligado a Fomento a posponer la apertura a la circulación rodada de este tramo, que estaba prevista para este viernes, hasta -en el mejor de los casos- finales de junio. Algo que, como subrayaban varios de los asistentes supone un «duro mazazo» para la economía comarcal –tambaleante como todas por la situación pandémica- con una campaña turística este año más imprescindible que nunca que estará para entonces ya a pleno rendimiento.
Acompañada por la subdelegada del Gobierno de Aragón en Huesca, Carmen Luesma, y de la directora de obra, Carmen Lacasa, Salazar mostró un video esclarecedor sobre la magnitud del deslizamiento en las laderas situadas a la altura del kilometro 399 de la carretera e intentó apaciguar el malestar de los ribagorzanos por la forma y por el fondo del anuncio del mantenimiento durante seis semanas más del cierre de la carretera. Para ello abogaba ante los presentes por intentar minimizar las afecciones, facilitar la atención sanitaria a los residentes y sus trámites administrativos mientras dure el cierre de la carretera o intentar agilizar la puesta en marcha tras su mejora ahora en curso de la carretera local de Espés como una alternativa complementaria a la comunicación con el valle de Benasque.
En una reunión en la que estuvieron presentes los alcaldes de Benasque, Villanova, Sahún, Castejón de Sos, Laspaúles, Seira, Campo y Foradada del Toscar, el presidente de la Comarca y los representantes de la Asociación de Empresarios de Ribagorza y de la Asociación Turística Empresarial Valle de Benasque, la subdelegada del Gobierno insistió en los argumentos que ya había presentado el martes en la rueda de prensa ofrecida en Campo haciendo incidencia en la dificultad de los trabajos, la magnitud del derrumbe, la dificultad para retirar los materiales colapsados y la necesidad de preservar el entorno ecológico. Pero, y es algo que se le achacó, las explicaciones a los ediles como representantes de los vecinos afectados llegaban un día después de que la subdelegada presidiera esta rueda de prensa a pie de obra para anunciar a los medios de comunicación la decisión de retrasar la apertura de la carretera sin comunicarlo previamente a la gente del territorio, lo que varios alcaldes han entendido como una falta de respeto y un ninguneo, para ellos, «gratuito» o nada empático.
Exponente del enfado provocado por este puenteo, José Manuel Abad, alcalde de Castejón de Sos, reconocía que, sin entrar en un análisis técnico de los trabajos en curso y del deslizamiento de la ladera que han provocado «que no me compete y para el que no estoy capacitado», la situación que presentan las obras «es muy complicada», pero recordaba que los alcaldes se deben a la ciudadanía y que tiene que defender sus intereses «tremendamente afectados en muchos aspectos por tener la carretera cerrada –como está ocurriendo estos últimos doce meses- prácticamente la mitad del año». Como también señalaban los representantes empresariales presentes, Abad apuntaba el sufrimiento en lo económico de los empresarios por el encarecimiento de los portes que conlleva la larga vuelta obligada por el cierre de la vía y ponía como ejemplo lo que está ocurriendo con la embotelladora Aguas de Veri «que está sufriendo un sobrecoste prohibitivo, algo que nos está pasando al resto de los negocios y de los ciudadanos de la zona».
Añadía también la problemática producida por la propia situación de las comunicaciones alternativas «que no están preparadas y se encuentran en muchos momentos saturadas, con frecuentes embotellamientos que incrementan todavía más los tiempos de nuestros desplazamientos».
Abad pedía respeto a los representantes de la Administración al señalarles que lo que no se debe «bajo ningún concepto» es permitir que los alcaldes y el resto de afectados no reciban una comunicación oficial previa y se enteren de la prolongación del cierre por los medios de comunicación «y, además, un día antes de que finalice el plazo fijado previamente, sin ningún tipo de previsión ni de acuerdo con los afectados y más cuando el desprendimiento ocurrió hace tres semanas y ya entonces los responsables de la obra debían saber que no se iba a abrir la carretera».
Y, en relación a la posibilidad apuntada por Salazar de estudiar un futuro proyecto de un túnel que salvara el congosto del Ventamillo, el alcalde de Castejón entiende que esa actuación es imprescindible y que no debería estar supeditada a ningún condicionante «porque se ha demostrado por activa y por pasiva que el congosto es peligroso y porque, además, mantenerlo tal como se pretende crearía un cuello de botella peligrosísimo en momentos de fuerte utilización de la vía».
Una reivindicación ésta que, como el resto de los asistentes, también hacía suya el alcalde benasqués, Ignacio Abadías, quien se confesaba «impactado» por las imágenes del deslizamiento. «Nos han comentado –explicaba tras la reunión- que tres empresas han realizado informes, que han sido coincidentes, sobre la manera de abordar el desescombro, aconsejando actuar desde arriba en la retirada de los materiales, una solución que, además, permitirá la utilización de los dos carriles de la carretera cuando se reabra».
Por su parte, José Luis Rufat, alcalde de Sahún, señalaba que en la zona eran conscientes de que el problema existía -«todos habíamos visto las imágenes del deslizamiento que aparecieron en las redes sociales», apunta- pero también que se esperaba que la solución no se alargara tanto. «Yo he propuesto que la carretera pueda estar abierta como muy tarde el 10 de junio porque, si no, podemos dar otro verano por perdido y eso sería la ruina total y absoluta para el territorio», recalca Rufat, convencido de que se puede hacer «si se ponen los medios necesarios».
Si la situación en todo el Valle de Benasque es muy complicada con el cierre de la carretera, los vecinos de Seira están especialmente aislados porque tienen obras al norte, en el congosto del Ventamillo, lo que les deja doblemente incomunicados y confinados totalmente en su término municipal. Gestionando lo mejor que puede el malestar de sus convecinos «que tienen toda la razón porque nadie sabe hasta que lo sufre lo agobiante que es una situación como la nuestra», su alcalde, Daniel Larramona, afirmaba no estar de acuerdo con todo lo que está pasando y sobre cómo se están gestionando las obras y los cortes en la carretera señalando que toleraba «como mal menor» que este mes no se pudiera abrir la vía pero urgiendo establecer una serie de turnos de paso hacia Campo en la carretera «porque tampoco estorbamos tanto su trabajo». Y por lo que respecta al tránsito por el congosto del Ventamillo pedía oficialmente una ampliación en los horarios «muy escasos» en que pueden circular los vecinos de Seira, recordando de paso que aquí no ha habido ningún desprendimiento posterior que haya retrasado unas obras «que en buena lógica deberían haber estado terminadas el 14 de mayo».

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