En condiciones normales, los benabarrenses estarían estos días plenamente inmersos en la celebración de sus siempre animadas fiestas patronales en honor a San Medardo. Pero la moratoria, la prohibición, de celebrar festejos, al menos, hasta finales de agosto se ha llevado por delante por segundo año consecutivo este ciclo festivo que inaugura el de grandes fiestas veraniegas ribagorzanas.
La sensación de pérdida entre los habitantes de esta histórica villa es comprensible, más teniendo en cuenta el notabilísimo peso específico que tienen en el desarrollo de la programación festiva unos actos tradicionales que movilizan a centenares de vecinos y que llegan al corazón de residentes y de los muy numerosos nacidos en la localidad que han debido emigrar en busca de un futuro laboral que no encontraban aquí pero que siempre guardan unos días para poder revivir la magia de unas fiestas muy ilusionantes.
Por eso, lanzando un guiño a la historia, desde el ayuntamiento han programado una serie de actos -«que no son de fiestas, ni de no fiestas», puntualiza el alcalde, Alfredo Sancho- que están teniendo una notabilísima respuesta por parte de los vecinos. Así lo confirma la concejal responsable de Cultura, Sara Perna, quien reconoce que ésta está siendo «muy buena». «Hemos organizado este pasado fin de semana unas actividades con hinchables para niños y un concierto de música al aire libre, en el auditorio junto a la iglesia, que nos recordó los bailes que no estamos pudiendo celebrar estos días y que han tenido una gran aceptación», explica la edil recalcando la «enorme» responsabilidad de los asistentes y la «más que notable» afluencia de pequeños y mayores.
Perna reconoce que la gente tiene «muchísimas ganas» de fiesta y de socializar pero recalca que en Benabarre los que se han sumado a los actos programados lo están haciendo de una manera «muy prudente y respetuosa con la normativa sanitaria vigente». Prudencia y respeto que espera se mantengan en la celebración esta tarde de la misa con que finaliza la novena del santo patrón y que tiene como escenario la ermita levantada en su honor a unos centenares de metros del casco urbano y en la celebración mañana -«el día del patrón»- de una «simbólica, reducida y diseñada con todas las medidas de seguridad» Pastorada en una Plaza Mayor aforada y con todos los asistentes sentados en sillas dispuestas según la normativa sanitaria.
«Esperamos que nadie se sienta ofendido si no puede acceder a la Plaza o a la iglesia en la ceremonia previa pero las limitaciones de aforo ni podemos ni debemos saltárnoslas», subraya la concejal comentando que, más allá de su valor simbólico, la Pastorada de este año servirá también para rendir un «sentido» homenaje al histórico Alfredo Boix, uno de los referentes de la preservación y recuperación del rico folclore local que falleció el pasado mes de agosto.
