La síndica de Aran vuelve a pedir limitar el paso de camiones por la N-230

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La síndica de Arán, Maria Vergés, ha solicitado la limitación del paso de camiones por la N-230 durante la temporada de invierno para garantizar la seguridad de los usuarios de la carretera.
Según ha informado la síndica a través de un comunicado, esta vía se caracteriza por tener en los últimos años «una elevada siniestralidad» a causa de la alta presencia de vehículos articulados y las condiciones orográficas y climatológicas del Valle de Arán.
En este sentido, Vergés recuerda que ya en 2019 se pidió al Ministerio de Fomento la aplicación de medidas que ayudaran a paliar este riesgo y, de ahí, que se aprobara la restricción del paso de vehículos articulados de mercancías durante la temporada de esquí, que es cuando hay una mayor afluencia de vehículos hacia el Valle de Arán.
También en la temporada 2019-2020 se consiguió limitar el paso de camiones de viernes a domingo entre las localidades de Benabarre y la frontera francesa con el propio Valle de Arán, una medida que, asegura la síndica, «fue muy bien recibida por el territorio y que el Consejo General de Arán insta a retomar este año».
Para ello, Vergés formalizaba este jueves la petición al subdirector general de Gestión de la Movilidad y Tecnología de la DGT, Jorge Ordás, y la responsable del Servicio Territorial de Tráfico de Lérida, María Trilla.
Una solicitud que apoyan los alcaldes ribagorzanos afectados por esta problemática. Ampliando esta demanda a la situación general de la carretera, el de Sopeira, José María Ariño, entiende que este «grito de auxilio» de Vergés es «repetir, repetir y repetir» una reivindicación de muchos años motivada por una situación que define como «infernal». «El paso de camiones pesados por esta carretera, cada vez más grandes y cada vez más numerosos, es extremadamente peligroso porque la vía no está preparada ni diseñada para ello, con tramos con curvas muy cerradas y pendientes acusadas que afectan a los frenos de los vehículos», comenta Ariño para quien la N-230 es «una auténtica trampa» en sus actuales condiciones.
«Eso –recalca el edil- lo dicen en el Valle de Arán, lo decimos aquí y se dice en todas partes». Ariño recuerda que los alcaldes y representantes públicos de los municipios por los que atraviesa la vía han firmado «un montón» de cartas colectivas y han mantenido «infinidad» de reuniones de todo tipo para denunciar la situación y recalca que, especialmente, desde Sopeira al túnel de Viella hay muchos puntos negros y que «cualquier día puede pasar algo muy grave».
Y denuncia la situación de colapso de la carretera que provocan en muchos momentos los vehículos pesados por la gran cantidad de ellos que utilizan esta vía de comunicación directa con Francia. Una circunstancia, apunta, que se agrava los fines de semana de la temporada turística invernal ante el «más que considerable» flujo de utilitarios y vehículos ligeros en los que se desplazan los esquiadores que se acercan a las estaciones del Valle de Bohí o del valle de Arán.
Por ello, no duda en aplaudir la demanda realizada desde el Valle de Arán para que se aplique de nuevo una restricción al paso de camiones entre el viernes y el domingo en los meses de la temporada de esquí aunque no renuncia «en absoluto» a seguir reclamando que la «tantas veces prometida y comprometida» actuación integral en la N-230 sea una realidad «cuanto antes».
También apoya esta demanda la alcaldesa de Montanuy, Esther Cereza, quien subraya que la N-230 soporta mucho tráfico de camiones y que regular su circulación en fin de semana en esta época de temporada de esquí «supone seguridad para todos». Al igual que José María Ariño, Cereza anhela el acondicionamiento global de la carretera pero, mientras llega, considera que se podrían hacer numerosas actuaciones «en intersecciones y desvíos o en puntos conflictivos de sobra conocidos» que, entiende, «mejorarían sustancialmente la circulación por la zona».
Opinión que comparte el alcalde de Benabarre, Alfredo Sancho, quien, tras conversar con Vergés, ha constatado el «notable» incremento de tráfico que se está viviendo en los últimos días en el Valle de Arán «que, sin duda, se incrementará en cuanto comience la temporada de esquí». Sancho apunta que la medida solicitada por la síndica aranesa ya se puso en práctica antes de la pandemia «con excelentes resultados» pero insiste en que este tipo de medidas no pueden «ni deben» soslayar el problema de fondo de la N-230 «que no es otro que la imperiosa necesidad de la modernización de la carretera».
Como vecino de Tolva, otra de las localidades ribagorzanas por las que pasa esta carretera, Juan Antonio Esparaver se muestra partidario de la necesidad de actuar en la mejora de la vía pero alerta de lo que entiende que podrían ser «funestas» consecuencias para las localidades de la Ribagorza oriental si la prevista autovía hasta Benabarre se extiende como tal hasta el Valle de Arán. «Si nos convierten la carretera en autovía en todo su recorrido, sería la puntilla definitiva para unos pueblos que se las ven y se las desean para subsistir y que con esta obra quedarían condenados irremisiblemente», comenta un Esparever que apuesta por mantener el actual trazado desde Benabarre «arreglando los puntos más conflictivos y las pendientes más pronunciadas y convirtiendo la carretera en un vía rápida con carriles de aceleración en los tramos que lo permitan». También alerta de las «excesivas prisas» con las que circulan bastantes de los esquiadores en sus idas y vueltas desde los centros invernales «que generan momentos de gran peligrosidad en la circulación que no son achacables al paso de los camiones».

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